La Vanguardia (1ª edición)

Secadores por el mundo

Veltia crece un 25%, exporta a 86 países y negocia entrar en el sector hotelero

- DOLORS ÁLVAREZ

Inventar un secador que realmente secara las manos fue nuestro primer objetivo cuando creamos la empresa en el 2004”, explica Miquel Canut, cofundador y copropieta­rio de Veltia junto a su socio Jordi Carrascosa. Hoy Veltia está presente en 86 países, exporta el 80% de su fabricació­n, y su producto puede encontrars­e en aeropuerto­s de Ecuador, Sudáfrica, Nueva Delhi y Brasil, en el Museo de Arte de Tel Aviv, en la ópera Kaounas en Lituania, en los lavabos de la Estatua de la Libertad o en hoteles de Teherán y Miami.

El primer prototipo se consiguió observando un tren de lavado de automóvile­s, lo patentaron y la empresa inició su andadura. Canut admite que el camino no ha sido fácil, entre otras cosas por los problemas que tuvieron con un anterior socio, el que fabricaba los secadores. La industrial­ización ha quedado resuelta ahora, con un acuerdo con la UPC de Terrassa para el desarrollo tecnológic­o y un contrato con el centro de discapacit­ados TEB de Barcelona, donde se ensamblan los secadores. “Salvo los motores, que se importan de China, el resto de componente­s son de kilómetro 0”, argumenta Carrascosa, que añade que más allá del negocio es importante “un compromiso social y de sostenibil­idad”.

Según los datos facilitado­s por la empresa, la cifra de negocio se situó el año pasado en 5 millones de euros, un 25% más que el ejercicio anterior, con un total de 9.000 secadores fabricados. Ahora, Veltia tiene puestas grandes esperanzas de crecimient­o en su nuevo producto, el VFusion, que se caracteriz­a por un secado más rápido, de entre 6 y 12 segundos, y con la ventaja de que lleva incorporad­o un sistema de amortiguac­ión del ruido.

Con el nuevo producto, “esperamos abordar un nuevo nicho de mercado, el de los hoteles low cost”, explica Miquel Canut. La idea, planteada ya al Gremi d´Hotels de Barcelona, es que con un secador de los suyos el hotel podría ahorrarse colocar en la habitación la típica toalla de manos, con el consiguien­te ahorro de material y, lo que es más importante, en el gasto energético de lavadoras y secadoras. De entrada, se piensa en establecim­ientos tipo Ibis, aunque la creciente inquietud por la sostenibil­idad y el medio ambiente podría abrir también la puerta de hoteles de gama más alta. “En ese caso, el hotel debería ofrecer la toalla de mano, pero recomendan­do al cliente que utilice preferente­mente el secador para un consumo más sostenible”, argumenta Canut.

Además del negocio de los secadores, hace cinco años Veltia invirtió en otro producto novedoso: un urinario que no precisa de agua y se limpia solo. “Sin mal olor”, asegura Carrascosa, que explica que en este caso las ventas son aún muy pequeñas, aunque crecen aceleradam­ente.

La empresa fabrica sus productos en la cooperativ­a de discapacit­ados TEB y factura 5 millones

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LV Miquel Canut y Jordi Carrascosa, copropieta­rios de Veltia

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