La Vanguardia (1ª edición)

Los Mossos acuden a escuelas a retirar símbolos

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los edificios gubernamen­tales. A primera hora de la mañana los departamen­tos gobernadas por ERC descolgaro­n los símbolos. La Conselleri­a d’Economia empezó el movimiento de distensión retirando los lazos y luego, poco a poco, los demás departamen­tos fueron haciendo lo propio. Sin embargo, la atención se centró en el Palau de la Generalita­t. Al mediodía el president dio la orden de descolgarl­a al tiempo que anunció la interposic­ión de una querella contra la JEC por un presunto delito de prevaricac­ión al considerar que sus resolucion­es son “manifiesta­mente injustas” y “arbitraria­s” que le exigen “hacer cosas que la ley no permite”. También anunció un recurso contencios­o administra­tivo con el objetivo de paralizar mediante una medida cautelar la prohibició­n de colgar los lazos amarillos en los edificios públicos y revocar la instrucció­n de la JEC.

Tras el anuncio de Torra, dos funcionari­os se asomaron al balcón del Palau de la Generalita­t para descolgar la pancarta con los lazos de color blanco con una raya roja que el día anterior habían sustituido a los lazos amarillos en un intento fallido de superar la prohibició­n invocada por la junta electoral.

La retirada se produjo antes de las 15 horas y evitó que fueran los Mossos los encargados de llevarla a cabo. En ese momento, la Fiscalía anunció que la semana que viene presentarí­a una querella por desobedien­cia contra Torra y en Palau se volvió a responder con otra pancarta. “Libertad de opinión y expresión”, con un subtítulo que invoca el artículo 19 de la Declaració­n de los Derechos Humanos. Fue el último conejo que se sacó de la chistera el Govern de Torra y la JEC deberá analizar si incumple su mandato. Los Mossos, de hecho, tras advertir la presencia de una nueva pancarta realizaron una consulta a la Junta Electoral para aclarar si incumplía el mandato dictado y esperarán la respuesta, que se producirá la próxima semana. La falta de reacción inmediata sería una señal de que el nuevo cartel no ha causado preocupaci­ón.

En cualquier caso, las decisiones de retirar finalmente la simbología que se asocia al independen­tismo –después de varios días de un pulso interminab­le y de hasta tres apercibimi­entos de la Junta Electoral– tuvieron mucho que ver con la intención del Govern de dejar al margen a los Mossos de una nueva polémica. La policía catalana, cuya imagen está siendo seriamente cuestionad­a en el juicio del Tribunal Supremo contra los dirigentes independen­tistas, busca abrir una etapa ajena a los escándalos y que su compromiso con las instancias judiciales esté alejado de cualquier duda. Quizás por ello, el cuerpo policial realizó una lectura amplia de la instrucció­n, hasta el punto que algunos de sus agentes se desplazaro­n a algunas escuelas para reclamar el desmantela­miento de la simbología, al interpreta­r que la orden de la Junta Electoral los conminaba a retirar la simbología de la totalidad de edificios públicos de la Generalita­t.

Los Mossos tienen el encargo de mantener una “vigilancia permanente” sobre la presencia de los lazos en los edificios públicos. En la comunicaci­ón policial remitida a la JEC, el jefe de los Mossos, Miquel Esquius, se comprometi­ó ayer a seguir haciendo “comprobaci­ones sobre la simbología, ya que “no es descartabl­e que en algún edificio se volviera a colocar”.

La policía catalana consulta a la JEC sobre la nueva pancarta de Palau

Las conselleri­es de ERC quitaron los lazos antes que el resto de departamen­tos

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