Las obras del Turó Park dejan su estanque como una charca
Indignación vecinal ante el resultado de la esperada reforma de esta singular zona verde
Muchos vecinos del barrio de Sant Gervasi-Galvany están muy disgustados con el resultado de las esperadas obras de reforma del parque del Turó Park. “Tantos años esperando que lo adecentaran... ¿y vieron lo que hicieron con el estanque?”, lamentan muy indignadas, sentadas en un banco, bajo el sol del mediodía, dos mujeres en edad provecta. “Una vergüenza, una pena...”. Una cuidadora de origen sudamericano asiente en silencio. “Es que ya no hay peces, ya no hay nenúfares...”, prosiguen las dos mujeres.
En verdad su indignación se redobla a cada palabra que pronuncian. En el centro del estanque, una botella de cerveza de un litro flota rodeada de moho. “Es que antes el agua tenía un metro de profundidad, y desde que hicieron las obras apenas tiene unos pocos centímetros, ¡por eso todo está lleno de algas y de porquería!, haciendo el tonto se cargaron el microclima y el ecosistema del parque”.
Las largas obras de reforma del Turó Park costaron cerca de un millón de euros. Fue la respuesta del Ayuntamiento de Barcelona a una de las más viejas reivindicaciones de los vecinos de este lado de la ciudad. Porque este parque siempre fue mucho más que un pulmón verde, siempre fue el lugar de encuentro de este barrio, el eje de su vida social. ¿Se imaginan a Gràcia sin sus plazas?, ¿y a Sant Antoni sin su mercado?, ¿y al Poblenou sin su Rambla? Ahora la decepción de muchos es mayúscula.
“Sí, si los del Ayuntamiento se hubieran quedado quietecitos todo sería ahora mejor...”, retoman las usuarias del parque. “Es que antes el estanque estaba rodeado de álamos, y entre todos aquellos árboles se generaba un frescor muy natural y muy agradable”. “Se llevaron los álamos y nos dejaron sin sombras, ¡en verano todo esto será un socarral! A ver quién lo aguanta”. “Una vergüenza, una pena...”. “El Ayuntamiento convirtió nuestro estanque en una charca”. “Es que nos odian. Se creen que no tenemos problemas, que nos quejamos de puro vicio, que todos somos ricos”. “Además, está todo muy descuidado, todo lleno de vallas caídas, sin cariño. ¡Con lo bonito que era el Turó Park”. “Pues sí”. “Una vergüenza, una pena...”.
Tradicionalmente, generación tras generación, los críos del barrio regalaron aquí la libertad a sus peces de colores, tortugas y ranas. Después del anterior vaciado del estanque, en el pasado mandato, fueron los propios vecinos del en- torno quienes hicieron una colecta para volver a llenarlo de peces de colores. El ecosistema del estanque del Turó Park fue a ratos tan rico que garzas y otras aves bien majestuosas aparecían de tanto en tanto a fin de echar un bocado en sus aguas. Ahora, entre la hojarasca que se pudre y el moho, cuesta encontrar unos cuantos renacuajos. Todo ello le sienta muy mal a mucha gente. Porque la verdad es que los recelos entre los vecinos de este distrito y el Ayuntamiento llevan todo el mandato creciendo.
El Consistorio, sin embargo, entiende que la reducción de profundidad del estanque no es un cuestión especialmente relevante. Fuentes municipales detallan que la normativa obliga instalar baranpuntiaguda,
Muchos lamentan que los nenúfares han dado paso a una hojarasca que se pudre
La profundidad, que era en algunos puntos de un metro, ahora es de unos pocos centímetros