Generación muda
El 97% de los jóvenes apenas hablan por teléfono y sólo se comunican a través de mensajes escritos o de voz
Mensaje: “Están muy bien los audios de WhatsApp, pero a ver si inventan audios que mientras los escuches puedas contestar y el otro te oiga”. Respuesta: “Los Millennials descubren las llamadas telefónicas”. Es uno de los mensajes destacados en la cuenta de Twitter “Millenials Descubren”, donde se abordan de forma irónica conductas propias de esa generación y que en este caso busca llamar la atención sobre el uso que hacen del teléfono los menores y adolescentes.
Los millenials acaban de revalidar el título de “generación muda”. El uso que hacen hoy del teléfono la mayoría de menores y adolescentes nada tiene que ver con la época en la que esos aparatos ocupaban un lugar destacado en los domicilios. El teléfono sólo tenía una utilidad: conversar. Todo eso es historia y los más jóvenes apenas hablan por teléfono:
se comunican con mensajes. Si el humorista Gila levantara cabeza y quisiera atraer al público más joven tendría que adaptar su famoso gag –aquel en el que telefoneaba a la guerra y le contestaban– a los nuevos tiempos.
Los millennials y la generación que les antecede utilizan ese aparato como una simple herramienta (aunque muy potente) de conexión. Entre los adolescentes y niños el teléfono va camino de perder su principal razón de existir, que no fue otra que favorecer la comunicación entre personas al posibilitar conversaciones en la distancia.
Así lo apunta la actual realidad. Los menores y jóvenes de edades comprendidas entre los 14 y 24 años apenas hacen ya llamadas con sus teléfonos móviles, aunque sí interactúan a diario y de forma muy repetida a través de aplicaciones como Facebook Messenger, Telegram o WhatsApp. El último canal no para de crecer como herramienta para comunicarse y es el más usado por estas generaciones para relacionarse con su entorno, como revela el último informe La Sociedad Digital en España 2018 editado por Fundación Telefónica.
WhatsApp fue el año pasado el canal preferido para comunicarse con mensajes escritos y de voz por el 96,8% de adolescentes y menores que tienen móvil, recoge ese informe. Esos jóvenes, revela el estudio, apenas usaron los aparatos para hablar o conversar, lo que reafirma el acierto del mundo anglosajón al definir a las personas de edades entre los 14 y 24 años como la “generación mute”, o lo que sería lo mismo el colectivo mudo o del silencio. Por el contrario los SMS han quedado casi en desuso y solo se utilizan en contadas ocasiones. De hecho, casi 6 de cada 10 españoles nunca envían mensajes con ese formato. La videollamada como medio para comunicarse también ha quedado relegada a segundo plano Su uso pasó del 27,8% en el 2017 al 24% del año pasado.
¿Cómo hay que interpretar el nuevo uso que los jóvenes han dado al teléfono? “Conectarse no es comunicarse”, responde Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco. Echeburúa recalca que esos adolescentes que sólo se comunican con su entorno a través de mensajes “renuncian (igual sin saberlo) a las relaciones”. Comunicar, continúa este psicólogo, es “hablar cara a cara, expresar y percibir las emociones surgidas en ese contacto; una conversación no sólo son palabras; en un contacto directo se comunican también alegrías, tristezas, sorpresa... sin necesidad de hablar”.
Manuel Armayones, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y director de desarrollo del eHealth Center, comparte con Echeburúa que el envío de mensajes por teléfono “no es conversar”. Y lamenta que los menores y adolescentes estén tan poco entrenados en la comunicación cara a cara. Aunque considera que este creciente hábito de relacionarse con mensajes no es culpa de los jóvenes: “Les hemos dado la herramienta y ahora nos quejamos del uso que hacen de la misma”, recalca.
Enrique Echeburúa tampoco esconde su preocupación (sin que haya por el momento estudios que revelen si esa nueva forma de comunicarse sin hablar es buena o mala) por algo que cada día es más evidente: “Las relaciones se están empobreciendo por una interacción con el entorno que va camino de quedar reducida a enviar y recibir mensajes. “Ahí no afloran las emociones ni los sentimientos y eso se lo están perdiendo esos adolescentes”, reitera.
Manuel Armayones asiente con la afirmación de que el teléfono “sirve ya casi para todo, entre los más jóvenes, menos para hablar”. Y apunta el que esos menores y adolescentes prefieren los
WhatsApp es el canal favorito, y la videollamada baja del 27,8% al 24%