Los adultos también se inclinan por el texto
Sólo uno de cada cuatro usuarios prefiere la conversación al teléfono
mensajes a la conversación “al haber descubierto que comunicarse con textos o grabaciones de voz les permite controlar mejor los flujos; hay más tiempo para pensar las respuestas y eso hace que esos adolescentes se sientan más seguros a la hora de relacionarse con su entorno”, afirma este profesor de la UOC.
Echeburúa añade un elemento novedoso al referirse al nuevo uso del móvil entre los más jóvenes. Habla de impulsividad. “Sabemos que la parte del cerebro que controla los impulsos no acaba de desarrollarse hasta los veinticinco años, así que el control de la impulsividad es menor antes de cumplirse esa edad”. ¿Y cómo se traduce todo eso con la preferencia a mandar mensajes, en vez de hablar? “Escribir un mensaje no deja de ser, muchas veces, una conducta impulsiva. Quiero expresar algo y lo hago de inmediato. Y además sin esperar una respuesta inmediata. Se lanza el texto y ya está. Por el contrario si se opta por una llamada de voz existe la posibilidad de que la otra persona no conteste en ese momento o esté comunicando; el impulso, si pasa eso, queda desactivado”, afirma este catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco.
Todo esto está pasando factura. Esos menores y adolescentes que renuncian a conversar y se comunican siempre a través de una conexión “tendrán más tarde dificultades para las relaciones cara a cara”. Y el riesgo “es que abusen de adultos de la mensajería instantánea para relacionarse con su entorno al ser este un hábito sobreaprendido con muchos números de sostenerse en el tiempo”, alerta Enrique Echeburúa.
La prueba de esa factura queda evidente cuando esos menores o jóvenes hacen uso del teléfono para hablar. Es entonces cuando afloran las dificultades a la hora de mantener una conversación por esos aparatos al no estar acostumbrados a hablar por teléfono, como se había hecho toda la vida hasta la aparición de estas nuevas tecnologías. Y también son muy visibles, apunta Manuel Armayones, las carencias comunicativas de muchos de esos menores y adolescentes en los contactos cara a cara. Ahí no hay tiempo para pensar las respuestas, ni controlar los flujos de la comunicación.
Los mensajes de voz –una tendencia a la alza en esos canales de mensajería instantánea– tampoco son comunicación, afirma Enrique Echeburúa. “No son mensajes integrados, eso es una yuxtaposición de conversaciones y, por lo tanto, pasa lo mismo que con los textos escritos; no hay una interacción y en esa relación con mensajes de voz toda la información aparejada a una charla cara a cara o en una conversación telefónica (con silencios, cambios de tonos de voz...) no se comunica”.
La creciente tendencia del uso de los teléfonos móviles como meros aparatos de conexión para el envío de mensajes no es, sin embargo, un patrimonio exclusivo de los más jóvenes. El informe La Sociedad Digital en España 2018 editado por Fundación Telefónica revela que el año pasado el uso de aplicaciones que permiten las comunicaciones duplicó al de llamadas por móviles y fijos.
El 70% de los españoles envía mensajes instantáneos varias veces al día, mientras que sólo uno de cada cuatro usuarios prefiere las conversaciones telefónicas clásicas de siempre antes que los mensajes. El uso del teléfono fijo es residual. Sólo lo utilizan de forma habitual un 12% de los usuarios.
Otro dato de ese estudio que invita a la reflexión: El 95,1% de la población española afirma sentirse muy cómoda a la hora de comunicarse con los canales de mensajería instantánea, mientras que el porcentaje de las personas que prefieren las comunicaciones
i cara a cara se sitúa en el 86,60%.
Los cambios en los hábitos referidos a las relaciones por la aparición de las nuevas tecnologías afectan tanto a adultos como a menores y adolescentes. “Antes, después de una cena con amigos llegabas a casa y hablabas con ellos por teléfono para agradecer la invitación o comentar detalles del encuentro. Ahora todo se reduce al envío de
: mensajes escritos, principalmente en un WhatsApp de grupo, para comunicar lo mismo, pero sin hablar”, afirma Enrique Echeburúa.
Y, lo más novedoso, es otorgar a esos canales una idéntica utilidad para transmitir mensajes muy diferentes. “Tanto valen para dar el pésame a un compañero de trabajo que está en la oficina de al lado como para felicitar a esa misma persona el día de su cumpleaños. Y eso es un gran empobrecimiento de la relación humana”, lamenta este catedrático de Psicología Aplicada de la Universidad del País Vasco.
Las comunicaciones a través de grupos de amigos se han convertido en la principal vía de transmisión de mensajes. “Todos pueden leer el contenido y por eso empezamos a sobresaltarnos cuando los mensajes sólo son para nosotros; es decir enviados a nuestro número privado”, afirma el profesor de la UOC, Manuel Armayones.
La escritura da más tiempo para pensar la respuesta y les hace sentirse más seguros
El uso de aplicaciones para comunicación duplicó al de llamadas en móviles y fijos
Desde un pésame a una felicitación, utilizar sólo apps empobrece la relación