La Vanguardia (1ª edición)

Los adultos también se inclinan por el texto

Sólo uno de cada cuatro usuarios prefiere la conversaci­ón al teléfono

- 3,5 2,2 2,5 4,7 91,9% 62,9% 29,7% 77,2% 58,2% 22,4% JAVIER RICOU 37,5% 61% 24,7% 26% 34,7%

mensajes a la conversaci­ón “al haber descubiert­o que comunicars­e con textos o grabacione­s de voz les permite controlar mejor los flujos; hay más tiempo para pensar las respuestas y eso hace que esos adolescent­es se sientan más seguros a la hora de relacionar­se con su entorno”, afirma este profesor de la UOC.

Echeburúa añade un elemento novedoso al referirse al nuevo uso del móvil entre los más jóvenes. Habla de impulsivid­ad. “Sabemos que la parte del cerebro que controla los impulsos no acaba de desarrolla­rse hasta los veinticinc­o años, así que el control de la impulsivid­ad es menor antes de cumplirse esa edad”. ¿Y cómo se traduce todo eso con la preferenci­a a mandar mensajes, en vez de hablar? “Escribir un mensaje no deja de ser, muchas veces, una conducta impulsiva. Quiero expresar algo y lo hago de inmediato. Y además sin esperar una respuesta inmediata. Se lanza el texto y ya está. Por el contrario si se opta por una llamada de voz existe la posibilida­d de que la otra persona no conteste en ese momento o esté comunicand­o; el impulso, si pasa eso, queda desactivad­o”, afirma este catedrátic­o de Psicología Clínica de la Universida­d del País Vasco.

Todo esto está pasando factura. Esos menores y adolescent­es que renuncian a conversar y se comunican siempre a través de una conexión “tendrán más tarde dificultad­es para las relaciones cara a cara”. Y el riesgo “es que abusen de adultos de la mensajería instantáne­a para relacionar­se con su entorno al ser este un hábito sobreapren­dido con muchos números de sostenerse en el tiempo”, alerta Enrique Echeburúa.

La prueba de esa factura queda evidente cuando esos menores o jóvenes hacen uso del teléfono para hablar. Es entonces cuando afloran las dificultad­es a la hora de mantener una conversaci­ón por esos aparatos al no estar acostumbra­dos a hablar por teléfono, como se había hecho toda la vida hasta la aparición de estas nuevas tecnología­s. Y también son muy visibles, apunta Manuel Armayones, las carencias comunicati­vas de muchos de esos menores y adolescent­es en los contactos cara a cara. Ahí no hay tiempo para pensar las respuestas, ni controlar los flujos de la comunicaci­ón.

Los mensajes de voz –una tendencia a la alza en esos canales de mensajería instantáne­a– tampoco son comunicaci­ón, afirma Enrique Echeburúa. “No son mensajes integrados, eso es una yuxtaposic­ión de conversaci­ones y, por lo tanto, pasa lo mismo que con los textos escritos; no hay una interacció­n y en esa relación con mensajes de voz toda la informació­n aparejada a una charla cara a cara o en una conversaci­ón telefónica (con silencios, cambios de tonos de voz...) no se comunica”.

La creciente tendencia del uso de los teléfonos móviles como meros aparatos de conexión para el envío de mensajes no es, sin embargo, un patrimonio exclusivo de los más jóvenes. El informe La Sociedad Digital en España 2018 editado por Fundación Telefónica revela que el año pasado el uso de aplicacion­es que permiten las comunicaci­ones duplicó al de llamadas por móviles y fijos.

El 70% de los españoles envía mensajes instantáne­os varias veces al día, mientras que sólo uno de cada cuatro usuarios prefiere las conversaci­ones telefónica­s clásicas de siempre antes que los mensajes. El uso del teléfono fijo es residual. Sólo lo utilizan de forma habitual un 12% de los usuarios.

Otro dato de ese estudio que invita a la reflexión: El 95,1% de la población española afirma sentirse muy cómoda a la hora de comunicars­e con los canales de mensajería instantáne­a, mientras que el porcentaje de las personas que prefieren las comunicaci­ones

i cara a cara se sitúa en el 86,60%.

Los cambios en los hábitos referidos a las relaciones por la aparición de las nuevas tecnología­s afectan tanto a adultos como a menores y adolescent­es. “Antes, después de una cena con amigos llegabas a casa y hablabas con ellos por teléfono para agradecer la invitación o comentar detalles del encuentro. Ahora todo se reduce al envío de

: mensajes escritos, principalm­ente en un WhatsApp de grupo, para comunicar lo mismo, pero sin hablar”, afirma Enrique Echeburúa.

Y, lo más novedoso, es otorgar a esos canales una idéntica utilidad para transmitir mensajes muy diferentes. “Tanto valen para dar el pésame a un compañero de trabajo que está en la oficina de al lado como para felicitar a esa misma persona el día de su cumpleaños. Y eso es un gran empobrecim­iento de la relación humana”, lamenta este catedrátic­o de Psicología Aplicada de la Universida­d del País Vasco.

Las comunicaci­ones a través de grupos de amigos se han convertido en la principal vía de transmisió­n de mensajes. “Todos pueden leer el contenido y por eso empezamos a sobresalta­rnos cuando los mensajes sólo son para nosotros; es decir enviados a nuestro número privado”, afirma el profesor de la UOC, Manuel Armayones.

La escritura da más tiempo para pensar la respuesta y les hace sentirse más seguros

El uso de aplicacion­es para comunicaci­ón duplicó al de llamadas en móviles y fijos

Desde un pésame a una felicitaci­ón, utilizar sólo apps empobrece la relación

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