Polémica en Sevilla por procesiones con niños organizadas en escuelas
Justo antes del comienzo de la Semana Santa, en Sevilla se ha convertido casi en otra tradición que niños y niñas de cinco, seis o siete años, vestidos de costaleros, capataces, nazarenos o mujeres con peineta y mantilla, en ocasiones con disfraces caseros y en otras con piezas muy elaboradas que no tienen nada que envidiar a las de sus mayores, caminen por el interior de los centros escolares o en las calles aledañas de los colegios llevando en procesión los palios del Señor y la Virgen, adecuados a su pequeño tamaño.
Una actividad que muchos padres consideran adecuada a la tradición cultural sevillana y otros, una minoría, lo califican de un adoctrinamiento más de la “jerarquía católica”. Este año la polémica ha vuelta a la luz después de que algunos padres hayan conseguido paralizar estas mini procesiones en colegios públicos de Mairena del Aljarafe y Guillena.
La plataforma Sevilla Laica, a la que acudieron los padres, se apoya en las directrices de la Inspección Educativa, que determina que dichos actos no pueden celebrarse en horario escolar, al entender que discrimina a los alumnos que no estudian Religión. Según la citada plataforma, los equipos directivos de los colegios que han impedido esas procesiones se han basado en las instrucciones dadas por las autoridades educativas en asuntos concernientes a temas de Religión: “Las actividades que se organizan para todo el centro y en horario escolar no pueden realizarse si alguno de los alumnos queda fuera de esta actividad por no pertenecer al aula de Religión, al elegir la opción de Valores”.
El problema es que esa directriz estaba dictada por las autoridades de Educación de la época socialista, y ahora es Javier Imbroda, de Ciudadanos, el consejero en la materia, al que este asunto le ha cogido desprevenido. En un principio, la Consejería determinó que esas procesiones no podían celebrarse, al tratarse de una manifestación religiosa, pero poco después, por las presiones de Vox, rectificó poniendo en valor su “naturaleza cultural y de defensa de las tradiciones”. Así que la última postura de Educación parece ser la de permitir estas manifestaciones, “siempre que sea una actividad que tenga el respaldo de claustro y del Consejo Escolar”.
Muchos se oponen a que esas actividades se realicen en horario escolar, aunque sólo la lleven a cabo los alumnos que han escogido la asignatura de Religión y se queden al margen los que cursan la asignatura de Valores.