La Generalitat congela 15.000 viviendas en la Costa Brava
En el litoral queda espacio disponible para llegar a construir unas 35.000 edificaciones
En plena carrera para que la Costa Brava sea declarada en el 2021 reserva de la biosfera, un sello internacional concedido por la Unesco que aboga por la conservación del territorio y el desarrollo sostenible, otro debate, en este caso urbanístico, salpica el litoral de Girona. La demarcación, que tiene un potencial de crecimiento de 71.500 nuevas viviendas, de las que unas 35.000 se podrían ubicar en la franja litoral, aprobará durante el primer trimestre de 2020 el Plan Director Urbanístico (PDU) de la Costa Brava, una hoja de ruta que será mucho más restrictiva que las anteriores normativas con el desarrollo urbanístico en esta área sensible que a lo largo de 200 kilómetros une Portbou y Blanes. “Es la última oportunidad como país que teneparque mos de suprimir un modelo urbanístico que tanto daño nos ha hecho”, explica el secretario de Hàbitat Urbà i Territori, Agustí Serra, sobre el objetivo final de este plan.
Mientras no se aprueba definitivamente este documento, hace unos meses el Govern de la Generalitat suspendió las licencias para edificar en los primeros 500 metros de costa y también en segunda línea de mar, en terrenos ubicados mayoritariamente en pendientes superiores al 20%. A efectos prácticos, las dos moratorias urbanísticas suponen la paralización en la Costa Brava de más de 15.000 viviendas en suelo urbanizable, o sea, terrenos en los que todavía no existen ni los viales de acceso ni los servicios básicos de agua o luz de la urbanización.
También deja en stand by la construcción en 900 hectáreas de suelos urbanos, entre las que destacan urbanizaciones que han suscitado mucha polémica como la de Aiguafreda, en Begur, que podría acoger 260 nuevas viviendas y tres nuevos hoteles, o la de Aigua Xelida, en Tamariu (Palafrugell), que prevé la edificación de 33 chalés de lujo. Sin embargo, otras edificaciones denunciadas por los ecologistas, como los 48 apartamentos que se están construyendo en la Pineda d’en Gori de Palamós, cerca de las pintorescas barracas de pescadores de cala S’Alguer, cuyas obras van avanzando, no se han visto afectadas por la moratoria, que tiene una vigencia de un año prorrogable a dos. En la Pedrera de S’Antiga, en Begur se da la circunstancia de que los promotores tienen permiso para edificar un grupo de cinco casas, pero la moratoria ha frenado de momento una decena más de construcciones previstas. Sos Costa Brava urge que se paren las obras en marcha.
En Sa Guarda, en Cadaqués, estos días las máquinas están abriendo viales, paso previo a la construcción de 43 viviendas y un hotel. David Tibau, miembro dels Amics de la Natura de Cadaqués, pronostica que la obra, prevista en la cota más alta del municipio en el límite con el natural del Cap de Creus, supondrá un “impacto brutal” no solo porque desdibujará el skyline del municipio sino también por la afectación que pueda tener esta urbanización sobre 17 kilómetros de muros de piedra seca y los más de mil olivos que estima que desaparecerían. Pero los promotores disponen de los permisos necesarios desde que en el 2013 el proyecto, que reducía en más de 50 las viviendas previstas inicialmente, fue aprobado por el Ayuntamiento. En el caso de Sa Guarda, los promotores tienen los permisos para ejecutar la urbanización, no así para edificar, ya que las viviendas sí han quedado congeladas por la moratoria.
Mientras el Govern ultima el PDU, las entidades ecologistas presionan para que no haya “ni un palmo más de hormigón destinado a
Las moratorias han frenado proyectos en una quincena de municipios
SOS Costa Brava dice que no cabe “un palmo más de hormigón para segundas residencias”