Rory Stewart, el único moderado, es descartado por los ‘tories’
El rival de Johnson será Jeremy Hunt, Michael Gove o Sajid Javid
En la película Casablanca, Rick se refiere al capitán Louis Renault como “sólo un hombre, pero un poco más”. Lo mismo podría decirse de Boris Johnson en la carrera para el liderazgo tory y el número 10 de Downing Street: sólo un candidato, pero un poco más.
Los conservadores británicos parecen absolutamente decididos a marcharse de la Unión Europea dando un portazo el 31 de octubre, a no ser que Bruselas se baje los pantalones a última hora, acepte renegociar los términos de su salida y renuncie a las garantías exigidas hasta ahora para impedir una frontera dura en Irlanda y preservar los acuerdos del Viernes Santo. Esa es la única lectura posible al resultado de la última votación del grupo parlamentario tory, en la que Rory Stewart fue eliminado en la carrera por el liderazgo del partido.
Stewart, ministro para Desarrollo Internacional y representante del centro derecha y el más modernizador, era partidario de intentar sacar adelante en el Parlamento el pacto de May con la UE, negado tres veces por los Comunes, como Jesucristo por San Pedro, cada vez de manera más rotunda. Reconocía la realidad de la diabólica aritmética parlamentaria de ni contigo ni sin ti, ni comer ni dejar comer: los diputados no están por la labor de una salida sin acuerdo (no deal), pero tampoco de dar luz verde al compromiso negociado a duras penas por la todavía primera ministra.
Personaje cosmopolita, nacido en Hong Kong, era el candidato más temido por los euroescépticos viscerales que quieren convertir al Reino Unido en el Singapur europeo, un paraíso de bajos impuestos y mínimas regulaciones para los millonarios. Estudió en el mismo colegio de Oxford que Johnson, pero ahí acaban las similitudes. Pasó parte de su juventud recorriendo la jungla de Malasia con su padre, subdirector del MI5 (servicio de inteligencia británico, con el que se rumorea que él también colaboró como diplomático en Indonesia y los Balcanes, cosa que no confirma ni desmiente). Una especie de Lawrence de Arabia moderno, Abandonó el gobierno para recorrer a pie Irán, India, Pakistán y Afganistán, donde aprendió el idioma. Fue vicegobernador de una provincia del Irak ocupado.
Todos los candidatos que quedan en liza prometen sacar como sea al Reino Unido de Europa la noche de Halloween, sea cual sea el coste, como única receta para la supervivencia del Partido Conservador, y que no sea fagocitado por el ultraderechista Nigel Farage. Boris Johnson se declara convencido de que la UE renegociará si ve las orejas al lobo de una salida desordenada que no le conviene, y Londres se resiste a pagar los 45.000 millones de euros de la factura de divorcio. Sajid Javid (ministro del Interior, que sacó 38 votos), Jeremy Hunt (Exteriores, 54 votos) y Michael Gove (Medio Ambiente, 51 votos) no tienen planes concretos para lograr que Bruselas rebobine, pero dicen que lo primero es lo primero: marcharse.
Johnson, que recibió el respaldo de 143 colegas, ha visto reforzada su condición de favorito. Los tories moderados se tiran de los pelos. La familia de un diputado le ha amenazado con quitarle las llaves de la casa si da su apoyo al exalcalde. La mujer de otro le ha advertido que le pediría el divorcio, y su hija que no le dejaría llevarla al altar.
La posición común de todos los aspirantes es sacar como sea al país de la Unión Europea el próximo 31 de octubre