La Vanguardia (1ª edición)

El asesino de Mònica Borràs confiesa al ver a los Mossos desenterra­r su cadáver

La vecina de Terrassa, de 49 años, desapareci­da hace 10 meses, nunca salió de casa

- MAYKA NAVARRO

Mónica Borràs Villaró, la vecina de Terrassa de 49 años desapareci­da desde el pasado 7 de agosto, nunca llegó a salir de la casa que compartía con el que había sido pareja sentimenta­l y en los últimos tiempos un mero compañero de piso. Los Mossos d’Esquadra detuvieron ayer por la mañana al hombre, Jaume Badiella, de 54 años, y durante todo el día estuvieron registrand­o la casa de dos pisos con patio y taller, con la ayuda del geofísico Luis Avial, su georradar y una cámara térmica. Durante el minucioso registro el sospechoso asistió imperturba­ble al trajín de los investigad­ores y la policía científica. Finalmente, sobre las seis de la tarde, cuando la máquina marcó positivo en el suelo del taller y los policías empezaron a excavar, al hombre se le cambió la cara. En presencia del titular del juzgado número 1 de violencia machista de Terrassa y con el cuerpo de la mujer a la vista, el sospechoso se derrumbó y confesó el crimen.

Hasta ese momento, Jaume Badiella siempre negó cualquier responsabi­lidad en la desaparici­ón de la que fue su pareja. En aquellos días de agosto, ya no tenían una relación sentimenta­l, pero seguían siendo compañeros de casa. Al día siguiente de la desaparici­ón, el hombre acudió solo a la comisaría de Terrassa a contar que su compañera de piso no había vuelto. Regresó al día siguiente junto a la madre de Mònica para formalizar la denuncia. En ese momento contó que habían discutido, como otras tantas veces, por una tontería.

Que aquel día regresaban de haber pasado unos días en un camping, que discutiero­n y que ella se fue dando un portazo y con lo puesto. Se dejó encima de la mesa el bolso, el móvil, todas las llaves y el coche. Llevaba un vestido rosa y una sandalias. Eso mismo lo contó, ocho meses después a la periodista Tura Soler que lo entrevistó para El Punt. Pese a que en ese momento los Mossos d’Esquadra ya tenían más que claro que la desaparici­ón de la mujer no era voluntaria, el hombre mantenía la tesis de que Mònica se había ido en uno de sus arrebatos,

La policía detuvo ayer al hombre que vivía con la víctima y denunció su desaparici­ón

El geofísico Luis Avial ayudó a localizar el cuerpo enterrado en un taller del jardín

consecuenc­ia de un trastorno de personalid­ad diagnostic­ado y por el que se medicaba.

Tras varios meses de investigac­ión, los Mossos de la unidad central de desapareci­dos de la división de investigac­ión criminal consiguier­on ayer la autorizaci­ón judicial para detener al sospechoso. Habían reunido suficiente­s indicios que avalaban la tesis de que Mònica Borràs nunca abandonó la casa del número 80 de la calle Volta, en el centro de Terrassa.

Y cómo no había salido, la mujer sólo podía seguir dentro. Para buscarla, una vez más la unidad central de desapareci­dos solicitó al juzgado la colaboraci­ón de Luis Avial y la tecnología que utiliza para localizar cadáveres. A las seis de la tarde, dieron con el cuerpo de Mònica. Estaba enterrada en el taller, bajo una capa de yeso, y una montaña infinita de cajas, mesas y trastos viejos. Los Mossos regresarán hoy a la casa acompañado­s del prestigios­o forense Ignaci Galtés para retirar con todas las garantías el cuerpo.

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SUSANNA SÁEZ / EFE Los Mossos d’Esquadra trasladan a Jaume Badiella a la casa que compartía con Mònica Borràs para el registro, ayer por la mañana

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