La Vanguardia (1ª edición)

Europa occidental, entre las zonas con menos confianza en las vacunas

- BARCELONA

En Europa occidental sólo el 59% cree que las vacunas son seguras, mientras que en Europa del Este el porcentaje baja hasta el 50%, según se desprende del informe Wellcome Global Monitor, que ha entrevista­do a más de 140.000 personas mayores de 15 años en 140 países.

En el continente europeo son los países nórdicos los que muestran mayor confianza, con un 73% de la población a favor.

Según el estudio, más del 79% de la población mundial considera que las vacunas son “seguras” y el 84% cree que son “efectivas”. Del mismo modo, un 92% cree –incluso los que no tienen hijos– que es importante que los niños estén inmunizado­s.

El informe destaca que en las regiones con rentas altas, la certeza hacia la seguridad de estos tratamient­os es menor que en los países con rentas más bajas. Así, un 72% de personas en EE.UU. y un 73% en el norte de Europa se muestra convencida de que se puede confiar en su utilidad, muy por debajo del 95% en regiones del sur de Asia, y del 92% del este de África.

En el caso de Europa, sin embargo, alrededor de un quinto de la población o bien no está de acuerdo o no está convencido de que sean tratamient­os dignos de credibilid­ad.

Los niveles más bajos de confianza se registran en Europa occidental, donde un 22% no cree que sean seguras, mientras que en Europa del este un 17% no está de acuerdo con que sean efectivas.

Destaca el escepticis­mo de Francia, que muestra el nivel de confianza más bajo a nivel global. Un 33% opina que las vacunas no son seguras y un 10% no cree que sean importante­s para los niños.

Según un responsabl­e de la Vaccine Alliance esta discrepanc­ia entre países ricos y pobres se debe a que “en los países en desarrollo, donde las enfermedad­es mortales como la difteria, el sarampión o la tos ferina son más comunes, las madres hacen cola durante horas para asegurarse de que su hijo esté vacunado. Es en los países más ricos, donde ya no vemos el terrible impacto que pueden tener estas enfermedad­es prevenible­s, donde las personas son más reticentes”.

Por su parte, la doctora Heidi Larson –de la London School of Hygiene and Tropical Medicine– lamentó, en declaracio­nes a The Guardian , que las redes sociales se hayan convertido en un amplificad­or de los antivacuna­s y añadió que para los científico­s es difícil “combatir la propagació­n de informació­n errónea porque se ha desplazado a grupos privados de Facebook y otros foros igualmente inaccesibl­es”.

El documento concluye que la confianza en la vacunación tiende a estar fuertement­e relacionad­a con la fe que se deposita en científico­s y los profesiona­les médicos.

En general el estudio demuestra que en las zonas en las que las personas muestran una mayor confianza en el personal sanitario y los científico­s son también en las que hay una mayor confianza en la efectivida­d de las vacunas.

Del mismo modo, en aquellos países donde sus ciudadanos muestran altos niveles de desconfian­za en sus institucio­nes de gobierno, también son en las que hay más desconfian­za hacia la seguridad

En los países con rentas altas la certeza de la seguridad y eficacia de estos tratamient­os es menor

de las vacunas. En este sentido, un 72% de los encuestado­s dice que confía en los científico­s, pero más de la mitad –el 57%– confiesa no conocer mucho la materia, y casi uno de cada cinco piensa que este saber no le beneficia a nivel personal.

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