Las bases ‘tories’ escogerán entre Boris Johnson y Jeremy Hunt
Michael Gove, el enemigo jurado de ‘Bojo’, fue eliminado por sólo dos votos
Boris Johnson contra Jeremy Hunt, un oportunista del Brexit contra un remainer convertido al leave con la fe ciega de los conversos. El ex ministro de Exteriores contra el actual secretario del Foreign Office. El hombre que comparó a las mujeres con burka con buzones de correos, y el que dijo que la UE es como los países del telón de acero. Pero sobre todo, Bojo contra Bojo, porque si hay alguien capaz de derrotar a Bojo, es él mismo.
Dos eran dos, los hijos de Eva, Y dos son dos, Boris Johnson y Jeremy Hunt, los hijos del Partido Conservador, del Brexit, del estrepitoso fracaso de Theresa May, del referéndum de David Cameron, de Nigel Farage y el nacionalismo inglés, de la creciente desigualdad en Gran Bretaña, de los efectos de la globalización, de la indecisión del Labour y, si nos remontamos más en el tiempo, hasta de los desequilibrios regionales provocados por el cierre de las minas y la desindustrialización de Margaret Thatcher.
Pero aquí estamos, tres años después de que los famosos 18 millones decidieran salir de la Unión Europea, y prácticamente en el punto de partida. En todo este tiempo el país –y particularmente los tories -ha dado vueltas como una peonza, o como alguien perdido en un laberinto, en el bosque en una noche oscura sin estrellas, que después de mucho esfuerzo se da cuenta de que todo el tiempo ha caminado en círculos. Ni siquiera hay un acuerdo de Retirada con Bruselas, porque el Parlamento se ha negado a apoyar el negociado por Theresa May. No se sabe qué va a pasar con los ciudadanos británicos en el continente, y los europeos en el Reino Unido. Johnson amenaza con no pagar la factura de divorcio. No hay ni remota idea del modelo de relación comercial.
Y nadie es capaz de adivinar qué van a hacer Boris Johnson o Jeremy Hunt para salir de la UE el 31 de octubre de la UE por las buenas o por las malas, como han prometido. De cómo persuadirán a Bruselas a hacer concesiones que le han sido negadas a Theresa May, si es que lo consiguen. Y en el caso probable de que no, cómo van a impedir el desastre económico de una salida desordenada (tan sólo las especulaciones sobre la misma han reducido en los últimos meses la inversión exterior en un 45%), el colapso de las carreteras, la falta de alimentos...
Boris Johnson, en la última ronda eliminatoria dentro del grupo parlamentario antes de que la decisión pase a los militantes tories, confirmó su condición de favorito con 160 votos. El segundo puesto lo obtuvo Hunt, con 77, sólo dos más que el titular de Medio Ambiente, Michael Gove, el hombre que le clavó el puñal al ex alcalde de Londres tras el referéndum del 2016 al decir que no estaba cualificado para ser primer ministro, y en el último momento abrió las puertas a May.
La venganza última de Boris, que no perdona, ha sido el voto táctico, con instrucciones a algunos de sus seguidores de que prestaran artificialmente su apoyo a Hunt para hundir a Gove. Los conservadores, así, han evitado el psicodrama de la lucha entre dos amigos convertidos en enemigos. Pero el culebrón sigue, ya en su cuarta temporada. Es como esas series a las que uno puede engancharse sin haber visto centenares de capítulos previos, porque han pasado muchas cosas y al mismo tiempo no ha pasado nada.
Algunos seguidores de Johnson apoyaron políticamente a Hunt para eliminar a Gove, el rival más temido