De vida intensa
Qué es lo más revelador que le ha sucedido en la vida? Vivir en un campo de concentración en Japón de los 7 a los 9 años. ¿Cómo fue a parar allí? Mis padres decidieron marcharse a Japón para escapar de la Italia de Mussolini. Mi padre, antropólogo, consiguió una beca, pero cuando se negó a firmar la adhesión a la república fascista de Saló, nos encerraron en el campo de concentración de Nagoya.
¿Qué le viene a la cabeza?
El hambre y las bombas.
Descríbam eelha mbre.
El hambre de verdad lleva consigo enfermedades: escorbuto, raquitismo, ceguera, se te cae el pelo, los dientes... Las hormigas son venenosas y mi padre nos prohibió comerlas, arrasamos con las bellotas, la hierba. Éramos tres hermanas, la pequeña tenía dos años. Un año más y habríamos muerto de hambre.
¿Qué les salvó?
La erudición de mi padre, que conocía una antigua práctica de los samuráis: si te cortas un dedo y se lo lanzas al enemigo, le demuestras tu valía, de esa forma no puede despreciarte, en cierto modo le creas una obligación hacia ti.
¿Y su padre se cortó un dedo?
Sí, con un hacha, y se lo tiró a un guarda que se enfadó muchísimo porque lo salpicó de sangre, pero una semana después nos trajo una cabra que nos daba 200 gramos de leche al día.
¿Cuántos prisioneros eran?
Dieciocho italianos. Cada día nos reunían para decirnos que, en cuanto ganasen la guerra, nos cortarían el cuello. Imagine mi terror.
¿Qué ha hecho con usted esa experiencia? Aquella infancia terrible dio paso a la serenidad. La paz me permitió curarme, comer, vestirme; pero la experiencia que viví siempre está ahí. No consigo tirar nada de comida, es una obsesión, y la muerte propia o ajena me espera literalmente a la vuelta de cada esquina.
Ha indagado en el alm a hu mana.
No creo en la bondad natural del ser humano, considero que puede ser el peor de los animales: malvado y brutal, por eso creo en la educación, la ética, las leyes. El humano debe ser regulado, no puede ser abandonado a sí mismo.
¿La educación nos redime?
Puede convertirnos en buenos ciudadanos. Fíjese que en la historia, la mujer ha sido obligada a reprimir su agresividad y eso nos hace menos criminales que al hombre.
Da usted conferencias a jóvenes. Cuando sus profesores son personas entregadas, De niña vivió en un campo de concentración en Japón y atravesó un mar minado que la llevó a Sicilia, donde la pobreza no la abandonó, pero salió adelante y se convirtió en una de las autoras italianas contemporáneas más reconocidas. Fueron compañeros de vida Moravia, Pasolini, Calvino, Visconti, Fellini, Guttuso, Schifano..., con los que se encontraba en un bar de la PiazzadelPopolodeRo m a.En los 60 escribió obras de teatro de éxito internacional, y en los 70 fundó el Teatro della Maddalena, gestionado por mujeres, y escribió el guión de Las mil y una noches que dirigiósua m igoPasolini.Ha presentado en el Instituto Italiano de Cultura de Barcelona Cuerpo feliz (Alta m area),unareflexión sobre la maternidad.