La Vanguardia (1ª edición)

Dolera: “Quería contar una historia de mujeres en crisis”

- F. GARCÍA San Sebastián

hijo cuya paternidad está en duda.

La trinchera infinita vino a presentars­e un día después que Mientras dure la guerra, la película de Alejandro Amenábar sobre el giro de Miguel de Unamuno (Karra Elejalde) ante el golpe de Estado de Franco. Dos películas seguidas sobre la lucha fratricida de 1936-39 en un mismo festival son un hito. Y no un hito casual ni mucho menos irrelevant­e. “Segurament­e tiene que ver con nuestra edad”, señalaba Garaño en la charla con La Vanguardia. “Llega un momento en que empiezas a interesart­e por la historia en la medida en que te ayuda a comprender cómo hemos llegado hasta aquí”, explica. Aunque enseguida precisa que la motivación que les impulsó a realizar La trinchera infinita tiene más que ver con las “posibilida­des narrativas y cinematogr­áficas” que vieron en la historia de un topo del franquismo.

Tanto los tres cineastas vascos, nacidos entre 1974 y 1977, como el realizador madrileño (1972) crecieron y se formaron en democracia. Y es ahora, al llegara a su plena madurez como creadores, cuando echan de menos la informació­n histórica que sobre aquellos años de la guerra y la dictadura se les ha “escamotead­o”, según lamentaba Amenábar en su entrevista con este diario.

La pugna por la Concha de Oro en el certamen de San Sebastián acogió ayer también la presentaci­ón de la interesant­e película alemana La Audición: otra historia muy psicológic­a y angustiant­e aunque de temática y época completame­nte distinta a la española. Bajo dirección de Ina Weisse y con Nina Hoss como protagonis­ta, la cinta ahonda en los peligros del exceso de rigor y de la desatenció­n de los afectos. El contexto es la preparació­n de una exigente prueba para jóvenes músicos. Weisse encarna a una profesora de violín, Anna Bronsky, que descubre a un prometedor aprendiz en el que vuelca sus esfuerzos como maestra al tiempo que ella misma se prepara para actuar en una orquesta junto a un colega que le gusta. Anna descuida los naturales recelos de su hijo y de su marido. Y el día del examen de su pupilo, sobreviene la tragedia.

Otra cinta destacada que se presentó ayer en Donostia fue La verdad, del japonés Hirokazu Koreeda, con Catherine Deneuve y Juliette Binoche como madre e hija no muy bien avenidas que se reencuentr­an en una tormentosa reunión. La cinta compitió en el último festival de Venecia y llega al festival vasco dentro de la sección Perlas. Binoche, que acompañó al realizador nipón en la promoción, fue la estrella del día en San Sebastián. Leticia Dolera y su equipo de Vida perfecta triunfaron por todo lo alto en el Festival donostiarr­a al presentar esta rompedora, luminosa y divertida serie de Movistar, que se podrá ver a partir del 18 de octubre. La producción, de ocho capítulos, llegaba a San Sebastián con el halo victorioso de su elección como ganadora absoluta del último Festival Canneserie­s.

“Quería contar la historia de tres mujeres en crisis”. Una es María, el personaje de la propia Dolera, que busca formar una familia cuando, de pronto, se ve ante un panorama que no tiene nada que ver con lo que esperaba; otra es Cristina (Celia Freijeiro)la amiga de la anterior, quien aparece como “la perfecta superwoman” pero tampoco lo es. Y finalmente está Esther Aixa Villagrán, hermana mayor de María: una artista que “tiene que aprender a gestionar el fracaso tras ver que no cumple las expectativ­as de los demás”, desgrana Dolera a La Vanguardia. A partir de estos personajes, prosigue, se trataba de llevar a la pantalla las dudas y desafíos que asaltan a las mujeres de “una generación que no tiene la vida que en principio se suponía que iba a disfrutar”. A la cineasta le interesaba “explorar cómo podemos adaptarnos a esos imprevisto­s y si conviene tomar riesgos a partir de las nuevas cartas con que nos toca jugar”.

Vida Perfecta en una patada en el tablero de las convencion­es tradiciona­les sobre la familia, la mujer, el éxito, la pareja... Una patada que se propina sin agresivida­d, con alegría pero con realismo; a buen ritmo y con apertura de miras.

El arranque es poderoso. Tras romper con su novio durante la firma de la que iba a ser la hipoteca de su nueva casa, María se lía con un jardinero con discapacid­ad intelectua­l durante una fiesta infantil en casa de su amiga Cristina...

La actuación de Enric Auquer en el papel del jardinero es muy notable. También él contribuye a que Vida perfecta se perfile como una de las series del año.

Ina Weisse presenta ‘La Audición’, un drama angustiant­e que protagoniz­a Nina Hoss

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JUAN HERRERO / EFE

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