Un éxito extraterrestre
La tienda de los horrores
Autores: H. Ashman y A. Menken Dirección: Àngel Llàcer Dirección Musical: Manu Guix Intérpretes: : Manu Guix, Marc Pociello, Diana Roig, Ferran Rañé, José Corbacho
Lugar y fecha: Teatro Coliseum (19/IX/2019) La relación de Barcelona con el musical es una historia de altibajos. Momentos álgidos como la década protagonizada por Dagoll Dagom, los montajes que Mario Gas dedicó a Sondheim, las incursiones de La Cubana o joyas excéntricas como el Company de Bieito. También fracasos, la losa de no ser una ciudad que atraiga al gran público que permita la explotación de grandes producciones –ahí está el silenciado BTM– y el peligro de convertirse en una simple sucursal de las franquicias musicales de Madrid.
Pero últimamente han aparecido dos actores que podrían ser decisivos para un renacer del género en Barcelona: el proyecto –ahora tambaleante– del Onyric liderado por Daniel Anglès y el tino de la productora Nostromo Live. Gustó mucho a la crítica Casi normales, gustó aún más al público La jaula de las locas y seguramente cosechará el aplauso de ambos el casi impecable montaje de La tienda de los horrores, un pequeño gran musical que no se veía en Barcelona desde 1987. ¿Qué falta para eliminar ese casi? Quizá, que se tomara más en serio la parte gore de la trama. No es necesario llegar al apocalipsis extraterrestre del remake de Frank Oz, pero tampoco obviar el espíritu de guiñol truculento de un filme de serie B: el musical de Ashman y Menken se inspira en uno de la factoría Corman.
La dirección de Àngel Llàcer ha suavizado todas las segundas lecturas de crítica social del libreto para potenciar los elementos de gran show para disfrute del público de principio a final. Y eso que la decisión de jugar estéticamente con un futuro Blade runner podría conducir a pensar lo contrario. Una vez aceptado que es sólo un guiño distópico sin más consecuencias, en el Coliseum se despliega un excelente espectáculo. Sobre todo por contar con un perfecto reparto y por la energía de la dirección musical de Manu Guix. Auténtico hombre-orquesta que además asume el rol de Audrey II con la brillantez de un dibujo animado en tres dimensiones.
Buenas interpretaciones de Ferran Rañé (Mushnik) y Marc Porciello (Seymour); divertida aparición de José Corbacho (Scrivello, el dentista sádico), desplegando todas sus artes molineras; fantástica Diana Roig de voz y construcción del personaje (Audrey) y espectaculares las Sey Sisters (Edna, Kathy y Yolanda). Ellas –el coro griego de Skid Row– son el perfecto contrapunto a Guix por compartir el mismo soul y alma funky. Además, exhiben una elegancia digna de The Supremes y visten los mejores diseños de Míriam Compte, autora de un vestuario que por su locura creativa tiene la misma alegría estética que el universo creado por Gaultier para El quinto elemento.
El montaje de Llàcer es casi impecable: quizá le falta tomar más en serio la parte gore de la trama