El repliegue de EE.UU. eleva el papel de Rusia como mediador en Siria
Moscú propone un diálogo kurdos-Damasco y Putin pide contención a Erdogan
Con el repliegue de Estados Unidos de Siria anunciado hace tres días por Donald Trump, Rusia se convierte en el caballero blanco de los kurdos, quienes valoraron la oferta de mediación lanzada ayer por Moscú para negociar con el Gobierno de Damasco. El presidente ruso, Vladímir Putin, levantó además el teléfono para hablar con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, a quien pidió que pise el freno si no quiere malograr el proceso de paz que iniciaron juntos en una rara alianza regional de Rusia con un país miembro de la OTAN.
La diplomacia rusa y el Kremlin reaccionaron ayer a los planes de EE.UU. y de Turquía sobre un país de vital importancia estratégica para Moscú desde el 2015, cuando su aviación comenzó a ayudar a Bashar el Asad, en un momento de la guerra en el que se encontraba poco menos que acorralado. Con el impulso ruso, el rais ha recuperado buena parte del territorio.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, expresó ayer su esperanza de que Washington preste atención a los argumentos rusos sobre lo peligroso que resultan sus acciones en Siria en el noreste del país, donde EE.UU. “ha promovido el tema kurdo”. Los problemas allí deben resolverse con diálogo entre el gobierno de Damasco y los representantes kurdos, dijo ayer en NurSultán, capital de Kazajistán, donde estaba de visita.
“Hemos contactado con representantes de la parte kurda y del Gobierno (Damasco) y les hemos asegurado que vamos a intentar propiciar el comienzo del diálogo para solucionar la situación, incluido garantizar la seguridad en la frontera turco-siria”, aseguró.
Representantes kurdos del noreste de Siria aplaudieron el llamamiento ruso para “un diálogo entre la administración autónoma y el gobierno sirio”, según recoge Reuters desde Beirut. Pero pidieron a Moscú un paso más y que juegue el papel de “apoyo o garante” en el proceso.
La reacción rusa y la petición de ayuda de los kurdos están motivadas por la rapidez que se ha dado Turquía para aprovechar el anuncio de Trump. Las primeras tropas turcas cruzaron la frontera hacia el noreste sirio ayer mismo en lo que parece una operación a gran escala para hacer retroceder a las milicias kurdas que controlan la región fronteriza.
Por eso desde el Kremlin, Putin intentó frenar los planes de Erdogan. En una conversación telefónica entre ambos dirigentes, el ruso previno al turco del peligro de que los esfuerzos de paz que realizan conjuntamente se estropeen. “A la luz de los anunciados planes de Turquía de llevar a cabo una operación militar en el noreste de Siria, Vladímir Putin conminó a nuestros socios turcos a sopesar cuidadosamente la situación para no dañar nuestros esfuerzos conjuntos”, dice una nota difundida por el Kremlin.
Según la misma, ambos presidentes subrayaron “la importancia de garantizar la unidad y la integridad territorial de Siria y el respeto por su soberanía”.
La oficina del presidente turco también hizo pública su versión de la llamada. En ella, Erdogan aseguró que las acciones militares en la región al este del río Éufrates “contribuirán a la paz y la estabilidad” y también “fortalecerán el camino para un proceso político” en Siria.
Aunque lo urgente sea pedir calma a Ankara, Moscú carga el peso de la responsabilidad de esta nueva crisis en Washington. Apuntó Lavrov que los kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias fueron los principales aliados de EE.UU. en la guerra contra el Estado Islámico, que Washington apoyó un “cuasi estado” en el noreste de Siria y que ahora les retira su apoyo. Unos “juegos muy peligrosos”, según el ministro ruso.
El Kremlin atribuye la responsabilidad de la crisis a los “juegos peligrosos” de Estados Unidos con los kurdos