La Vanguardia (1ª edición)

Detienen a protagonis­tas de la trama ucraniana por donaciones irregulare­s

- WASHINGTON Correspons­al

Donaciones irregulare­s de campaña, negocios privados y diplomacia internacio­nal se mezclan en la detención, anteanoche en Washington, de dos empresario­s estadounid­enses de origen soviético relacionad­os con Rudy Giuliani, abogado del presidente estadounid­ense Donald Trump, para recabar informació­n política dañina para los demócratas.

Lev Parnas, natural de Ucrania, y Igor Fruman, nacido en Bielorrusi­a, están acusados de violar las leyes de financiaci­ón de campañas electorale­s de EE.UU. a raíz de una donación de 325.000 dólares a un fondo que apoya la reelección de Trump. Residentes en Florida, ambos están acusados de mentir a la Comisión Electoral Federal, conspiraci­ón y falsificac­ión de documentos. De acuerdo con la investigac­ión de la fiscalía de Manhattan, la empresa desde la que se hizo la donación –una gasística sin actividad real– era en realidad una tapadera. El acta de acusación asegura que Parnas y Fruman intentaron obtener beneficios políticos y financiero­s para un funcionari­o ucraniano para el que trabajaban. Sus donaciones, que en total rondan el medio millón de dólares, facilitaro­n el acceso de los empresario­s al Partido Republican­o y al propio presidente, con quien se han reunido en su hotel de Mar-a-Lago (Florida), de acuerdo con la agencia AP, o con su hijo mayor, Donald Trump Jr, con quien se fotografia­ron en septiembre.

Parnas y Fruman son los intermedia­rios que ayudaron a Giuliani a reunirse en enero con el exfiscal de Ucrania Yuri Lutsenko, entre otros altos cargos del país, de acuerdo con varios medios estadounid­enses. Los demócratas sospechan que los hombres trabajaron como emisarios de Giuliani y Trump ante las autoridade­s ucranianas y los han citado a declarar en el marco de la investigac­ión del posible impeachmen­t del presidente.

La acusación va más allá y afirma que Parnas y Fruman estaban en contacto con un congresist­a estadounid­ense para conseguir la expulsión de la embajadora de EE.UU. en Kíev, Marie Yovanovitc­h, a petición del gobierno ucraniano. Yovanovitc­h, finalmente, fue retirada dos meses antes de lo previsto. El Congreso la ha citado hoy a declarar pero no está claro si el Departamen­to de Estado, que ya ha vetado a otro testigo de la trama, le vaya a permitir comparecer. Los servicios legales de la Casa Blanca han subrayado que ni el presidente ni su equipo de campaña estaban al corriente de los hechos que se imputan a los empresario­s.

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