Mosquitos y falta de agua, desafíos climáticos en el Mediterráneo
Las temperaturas en la región superan un 20% la media mundial
La crisis climática y ambiental facilitará la invasión de mosquitos capaces de transmitir enfermedades en la región mediterránea y, a la vez, provocará un incremento de la escasez de agua. Son dos de las múltiples alertas que recoge el informe Los riesgos vinculados a los cambios climáticos y ambientales en la región mediterránea que se presentó ayer en Barcelona. El trabajo ha sido elaborado por 80 científicos (red Medecc) por encargo de la Unión por el Mediterráneo.
El informe señala que “el cambio climático favorece la potencial transmisión” de enfermedades inoculadas por mosquitos y que la actual invasión del mosquito tigre (Aedes albopictus) puede verse incrementada.
“Podemos decir con certitud que el calentamiento climático así como el aumento de la frecuencia de los sucesos climáticos extremos, como las inundaciones, contribuyen al potencial de transmisión de las enfermedades en la región”, señala el estudio. Los últimos años se han dado varios casos de transmisión autóctona de dengue, al menos, en Croacia, Francia o España (dos casos en Murcia y cerca de Barcelona).
Durante el cálido verano del 2017, dos focos de chikungunya fueron registrados en Francia e Italia. No obstante, los expertos ven difícil calibrar toda la gravedad de las consecuencias del cambio climático y la distribución de enfermedades infecciosas (dado que las interacciones entre patógenos y vectores de transmisión son complejas). Pero recuerdan que toda la cuenca mediterránea presenta un fuerte potencial de infección por el virus del Nilo occidental, que podría extenderse “en la mayor parte de países mediterráneos”. Las dinámicas del ciclo de vida de las especies susceptibles de transmitir enfermedades y de los organismos patógenos son sensibles a las condiciones climáticas, se detalla.
El informe aborda la abundante y compleja sucesión fenómenos que desencadena el cambio climático. Por ejemplo, el calentamiento y sus secuelas (sequías, menor disponibilidad de agua y más presión sobre los recursos hídricos) amenazan con agudizar los conflictos y agravar los riesgos de migraciones masivas en la cuenca del Mediterráneo.
Para toda la región se pronostica una sensible disminución de la disponibilidad de agua dulce en las próximas décadas (entre el 2% y el 15%, para un alza de 2ºC de temperatura). Es una de las tasas de descenso más fuertes a nivel mundial.
El informe describe cómo el calentamiento y la evapotranspiración –fruto de un clima más cálido– dejarán las plantas más secas; e intensificarán la necesidad de riego agrícola, lo que, unido a otras demandas adicionales
Más de 250 millones de personas sufrirán la falta de recursos en 20 años
La demanda de agua para riego crecerá hasta el 18% sólo por el calentamiento
(para cubrir aumentos demográficos, urbanización...), agravarán esa escasez de recursos.
Más de 250 millones de personas integrarán la población pobre en agua (menos 1.000 metros cúbicos de agua por habitante y año) que sufrirá su escasez dentro de 20 años. (Esta penuria la sufría en el 2013, 180 millones de personas).
La duración de los períodos de sequía y su intensidad aumentarán de forma significativa. El informe ya detecta esa intensificación de las sequías desde 1950, y destaca especialmente la del período 2008-2011 en Oriente Medio. La temperatura media en Oriente Medio ha aumentado 1ºC entre 1931 y el 2008. Los expertos consultados por la Unión por el Mediterráneo alertan de que se dan las condiciones de un efecto en cadena en el agravamiento de las condiciones de vida, incluido el potencial de que