La Vanguardia (1ª edición)

La ley de eutanasia, como pronto, para mitad del 2020

Fallece Antoni Monguilod, enfermo que pidió una muerte digna

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Antoni Monguilod, el vecino de Malgrat de Mar (Barcelona) de 74 años y enfermo de parkinson que había reclamado el derecho a una muerte digna, falleció el pasado miércoles. Junto a él, su mujer, quien siempre entendió, al igual que sus cuatro hijos, el deseo de su marido de “dejar de sufrir”. La misma petición que secundaron otros enfermos terminales, como María José Carrasco, Maribel Tellaetxe, Luis de Marcos, todos ellos ya fallecidos. Sus familiares consiguier­on entregar más de un millón de firmas hace unos meses pidiendo que se despenalic­e la eutanasia. Sin embargo, esa norma ha vuelto a quedar postergada hasta, como mínimo, la mitad del 2020. Y eso, si es que la mayoría parlamenta­ria es similar a la actual.

La regulación de la eutanasia parece condenada a tropezar con la inestabili­dad política en la que se ha instalado España desde hace años. Si en la penúltima legislatur­a (compartida por Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, tras la moción de censura) se debatió en dos ocasiones, saliendo adelante en la segunda ocasión (la proposició­n del PSOE), la convocator­ia de elecciones dio al traste con la misma. También, la negativa del PP y Ciudadanos a que se tramitara (eran mayoría en la mesa del Congreso).

Las elecciones y el triunfo de Sánchez hizo pensar a muchos que la despenaliz­ación de la eutanasia estaba al caer. La nueva composició­n del Parlamento, con sólo dos partidos manifiesta­mente en contra (PP y Vox) y el compromiso de esa mayoría de tramitar la norma en cuenta se formase gobierno servían de base a los defensores del derecho a morir dignamente y no prolongar un sufrimient­o en el caso de enfermedad­es crónicas y terminales.

Pero no hubo acuerdo para conformar gobierno y sí nuevas elecciones (10 de noviembre próximo), cuyo resultado y posibles coalicione­s dejan en el aire la posibilida­d de que la norma que despenaliz­a la eutanasia salga adelante. Los defensores de la misma reconocen que, en el mejor de los casos, la ley no sería aprobada hasta mediados del 2020.

Eso, en el caso de que el resultado electoral fuera similar al registrado en abril. Pero todo está en el aire. El PP ya ha advertido que no piensa legalizar la eutanasia. Su compromiso es asegurar que todo el que lo precise reciba cuidados paliativos que les ayuden a bien morir (actualment­e sólo el 50% de los pacientes que los precisan los reciben). Algo en lo que coinciden con Vox. Ciudadanos, con un papel más ambiguo, defiende la línea de los populares y la formación de ultraderec­ha, aunque parece que ahora se abre a despenaliz­ar la eutanasia al ser procesos distintos.

El resto de los partidos (PSOE, Unidas Podemos, PNV, ERC y otras formacione­s minoritari­as) apoyan las peticiones de los familiares de Carrasco, Tellaetxe o De Marcos.

¿Y los ciudadanos? Según los resultados del Estudio europeo de valores 2019, elaborado por la Fundación BBVA, siete de cada diez españoles son muy o totalmente partidario­s de autorizar esta práctica, con supervisió­n y ayuda médica, para “los enfermos en fase terminal de una enfermedad incurable que han expresado claramente su voluntad de no seguir viviendo”.

El vecino de Malgrat de Mar, de 74 años y con parkinson, había pedido en repetidas ocasiones “dejar de sufrir”

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MARTA PÉREZ / EFE Antoni Monguilod, de 74 años y enfermo de parkinson

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