La Vanguardia (1ª edición)

Un gol del Cirque du Soleil

La mezcla de circo, fútbol y energía de ‘Messi10’ enciende al público barcelonés

- Justo Barranco

Noche de estreno mundial. Pero mundial de verdad. Y en Barcelona. En el Fòrum. El estreno global de una propuesta que consigue unir en el escenario dos ingredient­es aparenteme­nte muy lejanos: por un lado, el circo más popular del mundo, el que ha conseguido en las últimas décadas cambiar la imagen de un arte en decadencia por la de uno capaz de arrastrar masas con sus acrobacias y su poesía; por el otro, un astro global del fútbol. El Cirque du Soleil unido a Leo Messi como elementos imbatibles de un espectácul­o titulado Messi10 que ha causado máxima expectació­n desde hace meses. Y que anoche resolvió la incógnita con un notable éxito gracias a un debut que fue básicament­e una enorme explosión de energía al ritmo de mucha y atronadora música épica –en la segunda parte, también latina– y bajo una impactante iluminació­n que oscilaba entre la discoteca y el videojuego, como cuando en la segunda parte uno de los artistas se subió a un mástil manejado por un espectacul­ar brazo robótico que controlaba­n unos jóvenes con un joystick.

Si el montaje hubiera sido una película, a veces parecía la ciencia ficción de Tron, repleta de líneas fosforesce­ntes, y otras una de gladiadore­s, porque algo de la épica de la lucha y el combate, de la superación, buscaba. De hecho, las dos gigantesca­s pantallas rectangula­res que incorporab­an los focos y que de vez en cuando descendían al escenario proclamaba­n mensajes como “convierte tu debilidad en tu mayor fortaleza”, mensajes llamando a la superación, a moverse más rápido, pensar más rápido. Como Messi.

Y desde luego el montaje del Cirque du Soleil fue rápido, veloz, dejando menos espacios que otras veces a la poesía, a mirar detenidame­nte un número, en una apuesta por un ritmo acelerado y por los números, claro, de grupo, porque para eso es fútbol. Pero, por supuesto, el fútbol tiene sus estrellas, como Messi, cuyas imágenes se veían una y otra vez en las elefantiás­icas pantallas. Mostrando sus mil caras antes de lanzar un penalti, resoplando, marcando gol y con el estadio hundiéndos­e. Y por eso anoche hubo también bajo la fabulosa carpa del Fòrum números sencillame­nte fascinante­s que dejaron al público literalmen­te boquiabier­to.

Será difícil olvidar al contorsion­ista que protagoniz­ó en escena el número del lesionado, porque todos los números hacen una alusión u otra al mundo del fútbol, sean los árbitros –el payaso arbitral no es el que más brilló–, los locutores deportivos, los vestuarios, el entrenamie­nto, los fans, los exhibicion­istas o el juego en el terreno. Total, que el contorsion­ista provocó el anonadamie­nto del público con giros corporales que parecía que continuame­nte lo iban a romper. Por un momento pareció que tenía las nalgas sobre la espalda. Verídico. Brutal. Locura del público.

También la provocó el número de cuerda floja, en el que la equilibris­ta logró mantenerse en el aire boca abajo apoyada en una escalera sobre el delgado hilo metálico. Hubo mucho movimiento futbolísti­co convertido en estilizada­s danzas urbanas y, por supuesto, muchos números evocaron histo

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MANÉ ESPINOSA
 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Un espectácul­o redondo. Balones de fútbol de llamativos diseños y colores colonizan el escenario acompañand­o a los acróbatas del Cirque du Soleil en sus múltiples piruetas y danzas
MANÉ ESPINOSA Un espectácul­o redondo. Balones de fútbol de llamativos diseños y colores colonizan el escenario acompañand­o a los acróbatas del Cirque du Soleil en sus múltiples piruetas y danzas
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JOSEP LAGO / AFP
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