Dos misiles dañan un petrolero iraní al cruzar el mar Rojo frente a Arabia
El incidente eleva el precio del crudo y la prima de los seguros de transporte
Dos supuestos misiles habrían alcanzado ayer a un petrolero de Irán a su paso por el mar Rojo, según medios oficiales de aquel país. Los impactos no provocaron ningún incendio, pero sí un derrame de crudo, que pudo ser atajado. La nave, que se encontraba a un centenar de kilómetros del puerto saudí de Yeda, cambió su rumbo tras ser estabilizada.
Los proyectiles habrían sido lanzados de madrugada con un intervalo de veinte minutos. Según el ministerio de Exteriores iraní, “desde un lugar cerca del corredor, al este del mar Rojo”. Es decir, desde Arabia.
Los ataques habrían provocado sendos boquetes, de un metro y un metro y medio en el casco del superpetrolero, que transportaba un millón de barriles, según TankTrackers. La fuga pudo ser cortada por la tripulación, que resultó indemne, según la petrolera estatal iraní. El presidente de esta, Nasrolá Sardashtí, criticó que ningún país socorriera al buque.
La agresión fue revelada por medios iraníes y sólo después confirmada oficialmente, aunque sin citar que fuera causada por misiles. Este extremo no ha podido ser confirmado por fuentes independientes, ni se ha facilitado ninguna imagen concluyente.
El petrolero -que llevaba meses fuera del radar– había sido “estabilizado” a las pocas horas del incidente y se dirigía hacia el sur, quizás de vuelta a Irán. El portavoz ministerial también ha revelado que este “no es el primer sabotaje experimentado por buques iraníes en la misma zona en los últimos meses”. Sea como sea, el precio del barril de crudo llegó a subir momentáneamente hasta un 2%, por encima de los 60 dólares. También se espera una subida de las primas de seguro por transitar por el mar Rojo. Algo que ya ha sucedido en el golfo Pérsico y el mar de Omán, después de una retahíla de sabotajes no esclarecidos, a lo largo del verano pasado, a petroleros de países como Emiratos o Japón. Todo ello en el marco de la tensión militar entre Estados Unidos y sus aliados árabes, por un lado, e Irán por el otro.
Hace pocas semanas, Arabia Saudí acusó a Irán de ser responsable del ataque con un enjambre de drones contra dos de sus refinerías -contra el que nada pudieron hacer los misiles Patriot- que colapsó la producción de petróleo, disparando los precios hasta un 20%. Teherán negó entonces cualquier responsabilidad en dicho ataque, que había sido reivindicado por Insarulllah, la milicia chií del norte del Yemen, más conocida como los hutíes.
Dentro de la misma pugna, el apresamiento de un petrolero iraní frente a Gibraltar, respondido con la captura de otro buque británico frente a Irán, ha llegado a buen puerto hace pocas semanas, tras dos meses en vilo.
En la misma Yeda, en Arabia Saudí, la flamante estación del tren de alta velocidad fue pasto de las llamas hace dos semanas, por motivos aún inexplicados.
No hubo incendio y la fuga de crudo pudo ser atajada por la propia tripulación, que no sufrió heridas