La Vanguardia (1ª edición)

Gerigonça y jerigonza

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De las elecciones portuguesa­s emerge la palabra gerigonça, con la que el periodismo político portugués bautizó el Gobierno del socialista Costa con apoyo de izquierdas. Además de la definición lingüístic­a (galimatías), los diccionari­os portuguese­s añaden dos sentidos figurados que explican mejor el éxito de su aplicación al Gobierno Costa. Por lado “coisa ou construção improvisad­a ou com pouca solidez” y por el otro “aparelho ou mecanismo de construção complexa”. En castellano, jerigonza ha ido adquiriend­o un sentido más lúdico y en catalán existe la gerigonsa como variante de giragonsa (sinuosidad, curva). En principio, proviene del occitano gergons y esta del francés jargon (argot). Uno de los grandes explorador­es de la jerigonza es Lewis Carroll. Sobre todo con el Jabberwock­y, el famoso poeta sin sentido incluido en la segunda parte de Alicia, a través del espejo. Amadeu Viana lo tradujo al catalán como El Barboteixo­t; Salvador Oliva como Xerrapetai­re; Marià Manent al castellano como El Dragobán .Y hay mil traduccion­es, en una prueba evidente que traducir significa reescribir.

Cinco años después del Jabberwock­y Carroll publicó The hunting of the Snark (1876), otro de los hitos de la jerigonza literaria que ha provocado diversas traduccion­es. La de Adolfo Sarabia publicada por Lumen en 2001 se titula La caza del carabón y es doble: contiene una versión literal, en verso libre, y otra más festiva en la que los cuartetos carroliano­s se despliegan en una estrofa castellana de nueve versos, autoprocla­mada saravilla y compuesta por tercetos encadenado­s que se rematan con un pareado. El Carabón de Sarabia viene del cárabo, una especie de cangrejo. Tres años antes, el profesor Amadeu Viana sustituyó al Snark en catalán por una figura mironiana de ecos antifascis­tas: el Merma. En 1978 se estrenó en París la pieza teatral Mori el Merma! con decorados, máscaras y grandes marionetas de Joan Miró (y un joven Piti Español entre el elenco de actores, según explica el guionista en La pista africana). Viana lo tituló La caça del Merma (Pagès, 1998) y emprendió con maestría los galimatías de la jerigonza carrollian­a. El poema original se divide en ocho fits, una especie de ataques repentinos que recuerdan la epilepsia. Viana los transforma en crisis y Sarabia en tiritonas. Recuerdo que, hará dieciocho años, invertí una semana entera leyendo cada parte de la obra en cuatro pasadas. De entrada leía la traducción literal que propone Sarabia, ideal para situarse en el contexto, luego la catalana de Viana, un esfuerzo colosal por reproducir el galimatías manteniend­o la forma y el fondo, en tercer lugar atacaba la versión extendida de Sarabia, exuberante en su grandilocu­encia, y finalmente leía el texto original (en jerigonza inglesa) de Carroll, que la edición de Lumen reproduce junto a las traduccion­es de Sarabia. Puestos a disfrutar del absurdo, desconecto de todas las tertulias políticas y regreso al verdadero maestro de la gerigonça.

En castellano, ‘jerigonza’ ha ido adquiriend­o un sentido más lúdico, y en catalán existe como variante de ‘giragonsa’

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