Miniacuerdo EE.UU.-China para frenar la guerra comercial
Trump y Liu pactan un acuerdo por fases para evitar nuevas subidas arancelarias
Tregua a la vista entre Estados Unidos y China por primera vez desde que hace año y medio se declararon la guerra comercial.
“Hemos llegado a un acuerdo substancial”, parcial y por fases, anunció ayer el presidente Donald Trump en el despacho oval junto al vice primer ministro chino, Liu He. El acuerdo aún debe ser puesto por escrito pero estará listo en unas semanas, explicó Trump. Tan pronto como ambas partes lo firmen, “entrará en vigor la “fase dos” y podría haber “una fase tres”, ha añadido, apuntando a una retirada progresiva de los aranceles que pesan sobre la importaciones de ambos países conforme vayan cumpliendo las condiciones pactadas. Si se completa la fase uno, EE.UU. reconsiderará su acusación a China de que manipula su divisa, apuntó el secretario del Tesoro, Steven Munchin.
Los avances son modestos, teniendo en cuenta lo lejos que ha llegado la guerra comercial entre los dos países. Un miniacuerdo según el cual China aumentará sus compras de productos agrícolas a Estados Unidos en 40.000 o 50.000 millones. Washington, a cambio, dejará en suspenso el alza del 25% al 30% de los aranceles a productos valorados en 250.000 millones de dólares anuales, que estaba programada para el 15 de octubre.
Es una tregua. Nadie ha hablado, por ahora, de cancelar los arancelares ya en vigor, sólo de suspender las subidas estaban programadas para los próximos meses. No está claro qué ocurrirá por ejemplo con el alza prevista para el 15 de diciembre sobre artículos como los teléfonos móviles o los ordenadores portátiles. Su entrada en vigor ya fue retrasada para evitar que afectara negativamente a la campaña de ventas navideñas y de aplicarse en el 2020, no sólo se resentiría la economía: también las posibilidades de reelección de Trump.
Para llegar a este alto el fuego, ambas partes han tenido que ceder. Estados Unidos ha aceptado firmar un acuerdo parcial en lugar de insistir en un gran pacto que incluyera todos los ámbitos problemáticos de su guerra comercial. China, por su parte, ha renunciado a incluir en las conversaciones el estatus del gigante tecnológico Huawei, al que Washington ha incluido en su lista negra de empresas, entre otros asuntos estratégicos.
En su doble papel de presidente y comentarista de la actualidad política
Pekín comprará más productos agrícolas a América, que eliminará los nuevos aranceles
El presidente ha renunciado al plan de no aceptar parches y apostar por uno global
nacional, Trump había alimentado ayer desde primera hora el optimismo. “Están pasando cosas buenas en la reunión comercial con China. Mejores sensaciones que en el pasado reciente, algo más parecido a los viejos tiempos (...) Me gustaría que hoy pasara algo significativo”, tuiteó a primera hora de la mañana, dejando atrás la ambigüedad de los últimos días, marcados por las tensiones políticas. Cuando se conozcan los detalles, es posible que los mercados queden decepcionados pero ayer fueron una fiesta.
Con su mención a los buenos “viejos tiempos”, el presidente estadounidense podría referirse al tono de las negociaciones hasta esta primavera, cuando denunció que Pekín estaba dando marcha atrás en sus compromisos. Una constante de su política es denunciar cómo Pekín lleva décadas aprovechándose de EE.UU. Ya como promotor inmobiliario intervenía a menudo en televisión para denunciarlo y reclamar a los políticos que plantaran cara a China. “Esta no es mi guerra comercial, es una guerra que debería hacerse librado hace mucho tiempo. Alguien tenía que hacerlo”, dijo hace poco a los periodistas en los jardines de la Casa Blanca. Mirando al cielo, añadió: “Soy el elegido”.