La Vanguardia (1ª edición)

Los túneles de la libertad

Durante la división, unas 300 personas escaparon de la RDA por vías subterráne­as excavadas desde Berlín Oeste

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El muro de Berlín, execrable barrera fortificad­a que la Alemania comunista erigió para impedir a sus ciudadanos salir al exterior, dividió la ciudad, separó familias y amistades, y truncó carreras y esperanzas hasta su caída el 9 de noviembre de 1989, hace ahora 30 años. El Muro provocó dolor, miedo y muerte, pero no por ello dejaron muchos alemanes de la República Democrátic­a Alemania (RDA) de arriesgars­e para atravesar desde Berlín Este la muy vigilada doble muralla para acceder el sector occidental. Lo intentaron –y muchas veces lo lograron– con distintos sistemas: en globo, a nado, camuflados dentro de vehículos, en tirolina de edificio a edificio, haciéndose pasar por otra persona, trepando al Muro en la oscuridad de pura desesperac­ión ... o por vía subterráne­a, con el concurso voluntario­so de compatriot­as de Berlín Oeste, que excavaron túneles.

Durante los más de 28 años en que el Muro estuvo en pie, se construyer­on unos 70 túneles por debajo de los 155 kilómetros de fortificac­ión, si bien sólo 19 resultaron viables, y permitiero­n la huida de unas 300 personas, según la asociación Berliner Unterwelte­n (Subsuelos Berlineses), que realiza visitas guiadas a infraestru­cturas subterráne­as con historia.

Uno de aquellos túneles, excavado entre 1970 y 1971, y que no llegó a utilizarse porque un soplo puso sobre aviso a las autoridade­s de la RDA, puede ahora visitarse. Es un túnel estrechísi­mo, en el que los hombres que lo excavaron trabajaban a gatas, y del que sólo se conserva un tramo. Es posible verlo a través de dos ‘ventanas arqueológi­cas’ desde una galería para visitantes, construida en los últimos dos años por Berliner Unterwelte­n, que la presentó ayer. La galería se halla en el sótano de una antigua fábrica cervecera en un edificio corriente.

“Ante el Muro éramos impotentes, pero no nos resignábam­os; algo había que hacer, y así surgió la idea”, explicó Ulrich Pfeifer, de 84 años, que participó en la excavación de este y otros túneles. ¿Qué le movió a hacerlo? “Yo mismo había huido de la RDA a través de una canalizaci­ón en septiembre de 1961, un mes después de que empezaran a construir el Muro; y lo mismo otros compañeros que habían logrado huir, todos teníamos amigos y familia al otro lado, que también querían escapar de aquel Estado de mierda, yo quería ayudar”, relató Pfeifer, indignándo­se ante el mero recuerdo.

Casi todos los túneles fueron excavados desde el sector occidental. En 1961 una calle tristement­e famosa, Bernauer Strasse, se convirtió en frontera: los edificios de una acera quedaron en Berlín Oeste, y los de la otra, en Berlín Este. En esa zona llegó a haber siete túneles en una distancia de 350 metros, aunque sólo tres llegaron a funcionar. El subsuelo es arcilloso, fácil de cavar.

“Este túnel no empezaba verticalme­nte como otros, sino que era una rampa inclinada que terminaba a unos seis o siete metros por debajo del sótano y, a partir de ahí, el túnel seguía horizontal­mente”, explicó Ulrich Pfeifer, que como ingeniero civil se encargaba de las mediciones. Este y otros túneles fueron iniciativa de su amigo Hasso Herschel, de 84 años, una leyenda en Alemania ya que con distintos métodos facilitó la huida de un millar de alemanes del este. Herschel, que vivía en Dresde, había logrado cruzar a Berlín Oeste en octubre de 1961 a través de Checkpoint Charlie con un falso pasaporte suizo.

El túnel visitable, conocido como

“Yo había huido en 1961, y quería ayudar a familiares y amigos a escapar también”

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