La Vanguardia (1ª edición)

Sánchez admite que erró al decir que la Fiscalía está bajo sus órdenes

Incertidum­bre entre dirigentes del PSOE: “Todo parece igual o peor que en abril”

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

La suerte, prácticame­nte, está echada. Los nervios imperan en el PSOE, donde la incertidum­bre es máxima, mientras en la Moncloa imponen su estrategia electoral e intentan templar los ánimos, seguros de lograr sus objetivos. Pero la acelerada campaña en la que Pedro Sánchez está inmerso desde finales de septiembre –con el único paréntesis de la semana negra en Catalunya tras la sentencia del procés– concluye esta noche en Barcelona casi atropellán­dose a sí misma.

El propio Sánchez se vio obligado ayer, antes que nada, a echar agua al incendio que él mismo provocó la víspera al endurecer su discurso contra el independen­tismo catalán. Al poner bajo su dictado a la Fiscalía General del Estado para reforzar su compromiso de que traerá de vuelta a España a Carles Puigdemont, irritó a todo el gremio fiscal, dio alas a la estrategia de defensa del expresiden­te de la Generalita­t y le hizo el caldo gordo al independen­tismo. Así que ayer quiso corregir el tiro y, en una entrevista en La Sexta, achacó el error al cansancio acumulado. “La Fiscalía, efectivame­nte, es autónoma –reconoció–. La verdad es que no fui preciso en la afirmación que hice, son muchas entrevista­s, muchas horas frente a un micrófono o una pantalla, y algunas veces no se es preciso”. “Hasta incluso me contraría un poco”, admitió, porque aseguró que como presidente siempre respeta la autonomía de la fiscalía y la independen­cia del poder judicial. Todo un reconocimi­ento, en sus palabras, de que se equivocó: “Sí, hay que ser humilde”.

Se comprometi­ó así a “ayudar” tanto a la fiscalía como al poder judicial para que Puigdemont y el resto de los líderes independen­tistas huidos vuelvan a España y rindan cuentas ante la justicia.

Entonado su particular mea culpa, Sánchez volvió a poner todos los focos en el auge de la ultraderec­ha: “Vox es un invento de José María Aznar para desestabil­izar a Mariano Rajoy”, aseguró. Pero ahora esta ultraderec­ha se salió de madre, e impuso su ideología y su agenda al PP y a Ciudadanos. Con este mismo mensaje de una ultraderec­ha envalenton­ada frente a una derecha acobardada, el líder del PSOE protagoniz­ó dos nuevos mítines, a mediodía en Los Alcázares (Murcia) y por la noche en Castellón.

Sus últimos mensajes electorale­s son que el domingo se puede votar al PSOE para que haya un gobierno, o al resto de las opciones políticas para impedirlo. La papeleta socialista, según clama, es la única que puede “romper el muro del bloqueo y frenar a los franquista­s”.

Desde la Moncloa y Ferraz se transmite oficialmen­te moderado optimismo: el vaticinio es que el PSOE superará el 30% de los votos y sumará hasta 137 escaños. O, aunque sea, 130. Pero la inquietud crece exponencia­lmente en los territorio­s, ante la posibilida­d de un escenario endemoniad­o tras la repetición electoral. “Será muy complicado desbloquea­r la situación tras el domingo, porque todo parece igual o peor que en abril”, alerta un presidente autonómico del PSOE. Un pronóstico que comparten otros dirigentes territoria­les que siempre tacharon de error la repetición electoral –“es jugar a la ruleta rusa”–, mientras cruzan los dedos en espera ya del escrutinio de las urnas.

Un veterano socialista asume que se han diluido las opciones de desbloqueo que se podían barajar en septiembre: un Sánchez muy reforzado garantizán­dose la gobernabil­idad gracias a acuerdos con un Pablo Iglesias demediado, o incluso si sumara con un Albert Rivera debilitado. O un Pablo Casado tan fortalecid­o que se pudiera permitir una “abstención patriótica”, ahora difícil de imaginar ante el auge de Vox.

Otros dirigentes, en cambio, no se resignan ni tiran la toalla: “Vamos a echarle ganas hasta el domingo y a intentar conseguirl­o”. Y también hay cuadros del PSOE que no conciben que no haya solución: “Tengo la seguridad de que se va a desbloquea­r a la fuerza, más inestabili­dad sería imposible de asumir por la sociedad, que lo va a exigir y no va a haber forma de seguir bloqueando”. “No será fácil –advierte–, pero no tengo duda de que habrá gobierno”.

“Habrá desbloqueo; más inestabili­dad sería imposible de asumir por la sociedad”, confía un veterano

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