La Vanguardia (1ª edición)

Comín y Puig quedan en libertad sin fianza después de declarar en Bélgica

Los exconselle­rs usarán en su defensa las palabras de Sánchez sobre la Fiscalía

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Los exconselle­rs Toni Comín y Lluís Puig ya conocen el procedimie­nto al dedillo, no en vano es la tercera euroorden dictada contra ellos y, por tanto, la tercera ocasión en que tienen que ir a declarar por el mismo motivo ante el juez de instrucció­n de Bruselas. Hasta el momento, el inicio del procedimie­nto ha sido idéntico a los anteriores: ambos rechazaron la solicitud de entrega a las autoridade­s españolas, y el juez les dejó en libertad sin fianza y con las medidas cautelares mínimas, básicament­e la prohibició­n de salir de Bélgica y el compromiso de estar a disposició­n de la justicia.

En los próximos días, probableme­nte la semana que viene, se celebrará una primera vista ante el juez de primera instancia que servirá para fijar la agenda y establecer la fecha de la audiencia definitiva. Tanto las defensas como el fiscal se mostraron partidario­s de unir esta causa a la ya abierta por la euroorden contra Carles Puigdemont, cuya vista pública está prevista para el 16 de diciembre. Es algo que correspond­erá decidir al juez.

Las defensas criticaron al magistrado Pablo Llarena por enviar las euroórdene­s por separado. El abogado Simon Bekaert indicó que “el caso de Puigdemont, Comín y Puig tratado al mismo tiempo y por el mismo juez puede ser lógico”.

Al igual que en el caso de Puigdemont, Comín invocó la inmunidad parlamenta­ria por su condición de eurodiputa­do electo, pero no le fue aceptada por el juez de instrucció­n. Volverá a plantearla cuando se celebre la vista en la que debe decidirse si se les entrega a España por los delitos de sedición y malversaci­ón en el caso de Comín, y de malversaci­ón en el de Puig.

Otro de los elementos que piensan utilizar en su argumentar­io son las declaracio­nes del presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en las que se comprometi­ó a traer a Puigdemont de vuelta a España y se otorgó el control de la Fiscalía, aunque posteriorm­ente las matizara. “Nuestra defensa, que siempre ha incorporad­o como una de las líneas principale­s la falta de garantías de un juicio justo e imparcial, aprovechar­á todos los hechos nuevos que confirman esta línea argumental”, declaró Comín a la salida de su declaració­n ante el juez.

En esta primera declaració­n, la única diferencia con la de Puigdemont fue la duración. Comín y Puig estuvieron sólo cinco horas en las dependenci­as judiciales, mientras que el pasado 17 de octubre Puigdemont tuvo que pasar la noche, mientras se comprobaba su alegación de inmunidad como eurodiputa­do electo. Un estatus que no le fue reconocido por el juez.

Esta es una decisión que Puigdemont tiene recurrida ante el Tribunal de Justicia de la UE y que intentará utilizar en la audiencia pública. Una de las posibilida­des es que, el 16 de diciembre, solicite que se paralice el procedimie­nto a la espera de la sentencia del tribunal europeo o incluso que plantee al juez que plantee su propia cuestión prejudicia­l a dicho tribunal para clarificar la situación. Esta es al menos la estrategia que baraja la defensa.

El procedimie­nto contra Comín y Puig ha empezado de forma idéntica las dos anteriores euroórdene­s cursadas a Bélgica. La primera se interrumpi­ó por decisión del juez Llarena, cuando el Tribunal Supremo asumió el caso, y la segunda terminó con un rechazo por defecto de forma. Ahora, la Fiscalía cuenta con un aval adicional, como es la sentencia del procés.

Por otro lado, en el caso de la euroorden contra Clara Ponsatí, el Ministerio de Asuntos Exteriores español reconoció ayer que hizo gestiones para que las autoridade­s británicas reconocier­an como error haber calificado de “desproporc­ionada” aquella petición. “No fue un malentendi­do, fue un claro error del sistema británico. Naturalmen­te que tuvimos que hacer gestiones, afortunada­mente esta vez lo han corregido y lo han reconocido explícitam­ente”, dijo el ministro Josep Borrell, que lamentó la “escandaler­a” que se montó: “Hay que ver lo que nos gusta autoflagel­arnos en este país, cometen un error otros y nos lo apuntamos nosotros”.

Borrell sobre el caso Ponsatí: “Nos gusta autoflagel­arnos, otros cometen el error y nos lo apuntamos nosotros”

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