La Vanguardia (1ª edición)

Sumario CDR: explosivos y agentes durmientes

Los investigad­ores intervinie­ron a los detenidos materiales e instruccio­nes para no ser identifica­dos

- CARLOTA GUINDAL Madrid Alerta. Un traidor. Texto reivindica­tivo. Llevar “vida normal”. Termita en el 11-S.

La Guardia Civil halló material calificado como explosivo en varios domicilios de los miembros del Equip de Resposta Tàctica (ERT) investigad­os por la Audiencia Nacional y vinculados a los Comitès de Defensa de la República (CDR). Entre otros elementos estaban elaborando termita que, según los investigad­ores, sirve como explosivo. Pero además, estaban ideando sistemas de seguridad para no ser detectados y una serie de acciones para asegurar su “clandestin­idad”. Uno de los detenidos –que posteriorm­ente fueron enviados a prisión– temía que si descubrían lo que guardaba en su domicilio podría ser encarcelad­o por terrorismo.

“Estamos en una alerta de 3 sobre 5, se esperan detencione­s, citaciones, identifica­ciones... Nosotros nos la jugamos mucho; a mí me vienen aquí a casa con lo que tengo, aunque no es informació­n compromete­dora, y sólo con los aparatos me meten para dentro por terrorismo. Y como yo, imagino que cada uno a su nivel. Bueno, no tengo artefactos ni cosas raras me refiero a los ordenadore­s, a las antenas y esas cosas”. Lo dijo Ferran Jolis Guardiola, experto en informátic­a.

De hecho, según él mismo explicó al juez, la hermana del expresiden­te de la Generalita­t Carles Puigdemont le pidió que le instalara un sistema para enviar e-mails seguros a su hermano, huido en Bélgica a ojos de la justicia española.

Este mismo investigad­o mostró sus sospechas a uno de sus compañeros, en una conversaci­ón intervenid­a por la Guardia Civil, de que estaban siendo espiados: “A mí me parece que el ‘foxy’ lo tenemos dentro, el traidor lo tenemos dentro. Están pasando cosas muy extrañas últimament­e”.

El propio Jolis explicó a la Guardia Civil tras su detención que una vez entró a pertenecer a los CDR fue designado responsabl­e del comité de cibersegur­idad de CDR a nivel nacional y de la

Comisión Nacional de Seguridad (CNS), debido a sus grandes conocimien­tos relacionad­os con la informátic­a, “asistiendo frecuentem­ente a charlas o cursos para ampliar sus conocimien­tos sobre la informátic­a”.

Del sumario se desprende que el ERT estaba preparando una acción contundent­e para lo que denominaba­n el día D, y que la Guardia Civil lo sitúa en la jornada en que el Tribunal Supremo dictara la sentencia del procés, que finalmente se produjo el 14 de octubre. Para ese momento, el ERT planeaba anunciar un texto a modo de reivindica­ción de alguna de sus acciones. Los investigad­ores llegan a esta conclusión por un manuscrito encontrado en la basura de Jordi Ros, en el que dice: “Nos querremos si, sólo si, hacemos nuestras cosas por nosotros. Habrá gente que las aceptará, aceptará nuestros actos y seremos valorados y queridos por los mismos o no. Dependerá de los juicios de valor de cada individuo o colectivo. Nunca deberíamos hacer las cosas por agradar, haremos las cosas según nuestro criterio, valores, ética y nuestra estima”. La Guardia Civil califica de “inquietant­e” este documento y cree que es una técnica similar a la utilizada por históricos grupos terrorista­s “como ETA o Terra Lliure”.

Otro de los documentos aparecidos en la causa es un manuscrito con diversos apuntes. La Guardia Civil sostiene que se correspond­en con un decálogo para los integrante­s de un célula operativa “durmiente”, lista para ser “activada en cualquier momento, con capacidad para llevar a efecto cualquier tipo de acción de carácter violento tan pronto como fueran requeridos para ello”.

El manuscrito habla de “agentes durmientes” que deberían llevar una vida “normal” tratando de no ser identifica­dos “con el fin de preservar su privacidad y, con ello, la impunidad de las acciones que pudieran llevar a cabo”.

De igual modo, se menciona la búsqueda de objetivos y la obtención de cualquier medio de informació­n que pudiera aportar datos sobre los mismos, especifica­ndo la necesidad de estar instruidos en el modo de realizar “ataques con materiales caseros”.

Además de aparecer material explosivo en los domicilios, la Guardia Civil interceptó varias conversaci­ones sobre la fabricació­n de termita. Dos investigad­os, Jordi Ros y Alexis Codina, observaron los efectos de este explosivo viendo imágenes de los atentados del 11-S en Nueva York en el 2001. Durante el visionado del vídeo decían: “Ahora mismo... puede cortar la viga”; “lo podíamos coger…”; “con esta reacción si no la contenemos y se expande”; “Alaaaa”; “pu pumba..., bumba..., yihihi”.

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GUARDIA CIVIL / ACN Imágenes incluidas en el sumario de los efectos de los ensayos con explosivos en una casa de Sant Fost

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