Un virus mata a Anak, el delfín hembra de más edad del zoo
Jornada triste ayer en el zoo de Barcelona. Anak, el delfín hembra de más edad de este centro, falleció la noche del miércoles tras contraer un virus que no pudo ser neutralizado. El animal, de 34 años –la esperanza de vida en cautividad ronda los 40–, no respondió a los tratamientos. Los otros tres cetáceos del parque –Blau, Nuik y Tumay– han mostrado síntomas de la enfermedad, pero evolucionan bien. Todos tienen pendiente su traslado a otro lugar que reúna las condiciones adecuadas después de que el año pasado la capital catalana decidiera no tener ejemplares de esta especie, situación que debía ser realidad en el 2019. Desde noviembre del 2015 no hay espectáculos, aunque los visitantes pueden ver los delfines desde la parte superior del delfinario.
Los cuidadores de la sección de mamíferos marinos y el servicio de veterinaria del zoo detectaron que los cuatro delfines estaban enfermos hace una semana. Las pruebas que les practicaron indicaron que se trataba de una dolencia digestiva. El tratamiento aplicado pareció funcionar, pero no con Anak, la matriarca del grupo, a la que se dedicó una atención especial, que resultó infructuosa. La necropsia determinará la causa de la defunción.
“Estamos muy tristes, Anak llevaba 30 años con nosotros y la queríamos mucho, en el zoo mantenemos una relación de gran empatía con los animales”, explicó, emocionado, el director del parque, el biólogo Antoni Alarcón. El cetáceo llegó a Barcelona en 1990 procedente de Cuba. Ha tenido cuatro hijos, dos machos y dos hembras. El más joven, Nuik, sigue en el delfinario de la Ciutadella. “Han sido unos días muy intensos –prosiguió– y ahora tenemos que centrarnos en estabilizar a los otros tres, que han perdido la matriarca, y seguir preparándolos para su traslado”.
Los delfines viven en unas instalaciones que se estrenaron en 1969 y que desde hace años presentan importantes deficiencias. En vez de adecuarlas, como previó el alcalde Xavier Trias, el gobierno de Ada Colau decidió prescindir de ellas y trasladar los animales a otro lugar, para lo cual se trabaja con la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA). Aún no se ha decidido dónde. Llevarlos a una reserva marina para que vivan en semilibertad parecía la mejor opción, pero no hay ninguna activa; sólo dos proyectos: uno en Florida y otro en Grecia. Alarcón dijo que este último se ha descartado. Y el primero, promovido por el Ayuntamiento de Baltimore, es aún embrionario. Así las cosas, todo indica a que se tendrá que elegir un emplazamiento temporal
Los otros tres cetáceos del centro, con síntomas de la enfermedad pero buena evolución, tienen pendiente su traslado a otro emplazamiento
El caso no debe condicionar la implantación del nuevo modelo del parque, subraya su director
–otro parque zoológico o un acuario–, como ya se hizo con Leia y Kuni, hijos de Anak, que se enviaron al Ocenogràfic de València.
El traslado de los tres delfines deberá hacerse “cuanto antes mejor”, manifestó Alarcón, pero precisó que, “no lo haremos sin saber si están bien de salud”. El director del zoo reconoció que las instalaciones de Barcelona, que “fueron pioneras en los setenta ahora son obsoletas”. Pero, subrayó, esto se suple “con todo el esfuerzo que ponen los cuidadores”. En este sentido, discrepó de las críticas vertidas ayer mismo desde el comité de empresa de que la situación del delfinario es inadecuada hasta el punto de considerar que se produce maltrato animal puesto que las condiciones no son las adecuadas para su bienestar y más aún si están enfermos.
En cualquier caso, subrayó Alarcón, la muerte de el delfín hembra Anak “no nos frenará con el nuevo modelo de zoo que tenemos, que es el modelo de todos, de la ciudad”, aprobado por el pleno del Ayuntamiento el pasado mayo por unanimidad. El proyecto limita las especies, centrándose en la fauna autóctona, la amenazada y en programas de conservación. Un esquema en el que los cetáceos no caben. “Haremos ciencia, conocimiento... –recordó el director– en un zoo pequeño y entrañable”.