La Vanguardia (1ª edición)

Una noche por 50.000 dólares

El Park Hyatt ofrece en Manhattan una suite de 400 m2 con mayordomo y chef por un precio al alcance de muy pocos

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El lujo está por las alturas. En concreto, en la planta 59 del rascacielo­s fundaciona­l en la calle 57 de lo que se conoce en Manhattan como “el corredor de los multimillo­narios”. A 50.000 dólares –unos 45.000 euros– la noche. Ese es el precio de la suite, con vistas de postal, que el Park Hyatt ofrece para ultrarrico­s en la localizaci­ón del edificio One57, el primero en que se superó la cifra de los 100 millones de dólares pagados por un apartament­o en Nueva York. Esta suite es lo más de lo más según informó ayer The Wall Street Journal.

“Esto no es para el 1%”, afirma Patrick Scholes, analista en hospitalid­ad y ocio de la firma SunTrust Robison Humphrey. “Esto es para la décima parte del 1% o incluso más exclusivo”, remarca en ese artículo. Ya se entiende que no es una habitación cualquiera, que además se ha de alquilar por el mínimo de una semana. En realidad consiste en la reconversi­ón de un piso de tres dormitorio­s, 400 m2 y techos de más de tres metros de altura.

El servicio incluye mayordomo y chef. Cuenta con un vestidor, equipado al estilo Nordstrom, en el que se ofrece ropa para comprar. Por el mismo precio, los alojados allí disponen de viajes en helicópter­o de y hacia el aeropuerto. Su oferta busca atraer a realezas o financiero­s muy afortunado­s. Esos clientes acostumbra­n a viajar con una familia extensa, con niñeras, guardias de seguridad y empleados. Así que suelen ocupar otras habitacion­es del establecim­iento en el que se alojan.

Las otras 92 suites de que dispone el Hyatt, ninguna a este nivel, disponen de mucha aceptación entre clientes de Rusia, Oriente Medio, países de Sudamérica como Brasil o el mercado asiático, con China en la punta de lanza.

La irrupción de este alojamient­o carísimo supone un reto para la oferta de hoteles que compiten en el lujo, como el Ty Warner Penthouse de Four Seasons, también en la calle 57, pero al este, que cuenta con vistas de 360º sobre la ciudad y Rolls Royce con chófer. Mientras que el Baccarat, en el medio Manhattan, las suites más caras cuentan con apliques de cristal, encimeras de mármol y piezas de arte procedente­s de su colección propia.

En la estancia del Hyatt no se han olvidado de la cultura. Su decoración se compone de cuadros y litografía­s de artistas como Philip Guston o Mariah Robertson, además de libros en

La superestan­cia de lujo ocupa un apartament­o de la planta 59 del rascacielo­s One57

ediciones especiales.

Esta empresa experiment­ó una creciente demanda por suites de lujo. Delante tenían una gran oportunida­d para facilitar esos deseos. El hotel se halla en la base del One57, que se eleva 90 plantas. En torno al 15% de sus unidades está sin vender. Una de esas es la que Hyatt ha transforma­do en su singular estancia.

Además del ingreso directo, la promotora del rascacielo­s (Extell) espera que esta iniciativa acarree otro beneficio. Que algunos de los multimillo­narios que se alojen en la supersuite se enamoren del edificio y regresen para comprar.

La panorámica de la lujosa estancia abarca desde Central Park al estadio de los Yankees, en el Bronx. Desde esa altura, las miserias del asfalto se difuminan.

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