Miedo a quedarte en México
Miles de centroamericanos son extorsionados mientras esperan ir a EE.UU.
Jonathan (no es su nombre real), joven padre de familia de Nicaragua, se ha ido a “la ruta”, detrás del hipermercado Sam’s Club en las afueras de Monterrey, para repartir alimentos a quienes viajan escondidos en el tren que va a la frontera. Él ya hizo el viaje. Logró cruzar y realizar su prueba de “miedo creíble” ante los agentes de la patrulla fronteriza estadounidense en Texas, el primer paso del largo proceso que se sigue para solicitar asilo en EE.UU. En el caso de Jonathan, se trata del “miedo creíble” al desagradable régimen de Daniel Ortega. En el caso de la mayoría de los refugiados que cruzan por esta zona –hondureños y salvadoreños– es el miedo aún más creíble a las sádicas pandillas de la Mara Salvatrucha, que siembran el terror en El Salvador, Tegucigalpa y San Pedro Sula.
Antes de la puesta en marcha de la nueva política de Donald Trump conocida como Remain in Mexico –traducción oficial: Quédate en México–, Jonathan se habría quedado en Estados Unidos mientras se tramitaba su solicitud. Probablemente
habría sido detenido durante unos días y luego puesto en libertad tal vez con un monitor eléctrico pegado al tobillo hasta que un juez valorase su solicitud. Pero Jonathan, su mujer y dos hijos pequeños fueron devueltos a México, concretamente a la franja fronteriza del estado de Tamaulipas, un territorio sin ley que poco tiene que envidiar a las ciudades centroamericanas en lo que se refiere a la violencia atroz.
Abandonada por la policía estadounidense en un descampado al otro lado del puesto fronterizo, la familia vio acercarse un autobús que supuestamente los llevaría a un lugar seguro. Pero el conductor se dirigió directamente a la casa segura de uno de los grupos de delincuentes que se dedican a extorsionar a los migrantes. Secuestraron a la familia y amenazaron con asesinarlos si desde Nicaragua no les pagaban 3.000 dólares. Una semana después fueron puestos en libertad.
“El crimen organizado en Tamaulipas está confabulado con empresas de transporte y policías; llevan a los migrantes a casas seguras donde los mantienen secuestrados; a veces los torturan”, explica el padre Luis Eduardo Zabala, director de Casa Monarca, un albergue para migrantes en un barrio periférico de Monterrey donde Jonathan ya trabaja de voluntario. Los refugiados que salen vivos del secuestro en la frontera de Tamaulipas pasan un nuevo miedo sumamente creíble: un segundo secuestro. “Hemos atendido a migrantes que han sido secuestrados tras la primera entrevista y luego cuando vuelven para una segunda entrevista en EE.UU. los vuelven a secuestrar”, dice Felipe Reyes, psicólogo que trabaja para Médicos sin Fronteras en Nuevo
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Los desplazados son fáciles de identificar por bandas que los secuestran por dinero
Laredo. “Tienen mucho miedo; no duermen ”.
Según los últimos datos publicados por las autoridades mexicanas, 51.000 solicitantes de asilo han sido devueltos a México, un país que no tiene capacidad ni para garantizar la seguridad de sus propios ciudadanos, al menos de los mexicanos más pobres. Más de 20.000 refugiados esperan en el estado de Tamaulipas. En Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, los albergues están colapsados y los refugiados duermen en las calles a la espera de la próxima cita en el largo trámite de sus solicitudes. Según la Unión Americana de Libertades civiles (ACLU) en EE.UU., 2.000 refugiados viven bajo carpas a la intemperie al lado del puente de Brownsville. Cada vez más la policía mexicana opta por trasladar a los migrantes desde la frontera a Monterrey, 200 kilóme