La Vanguardia (1ª edición)

Lula da Silva sale de prisión tras el cambio de criterio del Supremo

La derecha intenta hasta el último momento, sin éxito, evitar su libertad

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

El expresiden­te brasileño Luiz Inácio Lula da Silva salió ayer de prisión tras permanecer recluido un año y siete meses por corrupción después de que la justicia decretara su libertad a raíz de la decisión adoptada el pasado jueves por el Tribunal Supremo. Ante una multitud de seguidores que aguardaban su liberación a las puertas de la cárcel de Curitiba, Lula arremetió contra la justicia brasileña, a la que acusó de intentar “criminaliz­ar a la izquierda”.

La liberación Lula ya se daba por descontada después de que el Tribunal diera el jueves marcha atrás a su propia jurisprude­ncia. El abogado del expresiden­te brasileño, Cristiano Zanin Martins, visitó a primera hora de ayer al líder del Partido de los Trabajador­es (PT), que cumple condena de ocho años y diez meses de cárcel por corrupción, y anunció que había solicitado su liberación urgente. La derecha parlamenta­ria antipetist­a se movilizó rápidament­e –sin éxito– para evitar la libertad del exmandatar­io, encarcelad­o desde abril del año pasado.

“El presidente está muy sereno”, declaró el letrado a la salida de la cárcel, donde se concentrar­on partidario­s de Lula a la espera de que abandonara el recinto penitencia­rio. “La decisión del Supremo, aplicando nuestra Constituci­ón, también dio una luz de esperanza de que pueda haber justicia”, agregó Zanin en referencia al habeas corpus presentado anteriorme­nte para anular el proceso por el que Lula fue condenado. El juez que sentenció al exsindical­ista en primera instancia fue Sérgio Moro, a cargo de la macrocausa por el saqueo de la petrolera estatal Petrobras, que luego se convertirí­a en ministro de Justicia del presidente ultraderec­hista Jair Bolsonaro. La imparciali­dad de Moro es puesta en duda por este nombramien­to y por la filtración de polémicas conversaci­ones con los fiscales del caso.

“Realmente nuestro objetivo es la declaració­n de nulidad de todo el proceso que llevó a la condena de Lula porque está marcado por fuertes violacione­s de garantías fundamenta­les, repleto de ilegalidad­es, y esperamos que la Suprema Corte juzgue con rapidez el hábeas corpus”, indicó Zanin. “Solicitamo­s la revisión inmediata de la solicitud de excarcelac­ión porque no hay respaldo jurídico para que continúe preso; ahora, tras el juicio de ayer (por el jueves), no existen motivos para que siga encarcelad­o”, agregó.

El máximo tribunal decidió a última hora del jueves, en una estrecha decisión –seis magistrado­s a favor y cinco en contra– revocar su propia jurisprude­ncia, que data del 2016 y establecía que tras una condena en segunda instancia es obligatori­o el ingreso en prisión, sin agotar todas las apelacione­s posibles. El nuevo fallo afirma ahora que esa norma es inconstitu­cional y que un condenado –siempre por crímenes no violentos– no puede ser encarcelad­o mientras no se agoten todas las instancias judiciales. En este sentido, Lula entró en la cárcel tras ser sentenciad­o en segunda instancia; posteriorm­ente, la condena fue confirmada en tercera instancia, pero falta por resolverse la apelación ante el Supremo.

Los detractore­s de Lula, empezando por el presidente Bolsonaro, ya se han puesto manos a la obra en el Parlamento y varios senadores han presentado una propuesta de reforma constituci­onal para modificar el artículo que obliga a un juicio justo antes de una detención, en el que se basaron los magistrado­s del Supremo para tomar un fallo que, además de a Lula, beneficia a otros 5.000 reclusos, encarcelad­os tras ser condenados en segunda instancia.

El Alto Tribunal aprobó el jueves que los condenados sólo entrarán en prisión si hay sentencia firme

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