La Vanguardia (1ª edición)

A la política vía peineta a Trump

La mujer despedida de su trabajo por hacer una peineta al coche del presidente de EE.UU. salta a la política y es elegida para el gobierno local

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Algunos politólogo­s lo llaman el efecto Trump: dícese del deseo irremediab­le que sienten muchas mujeres en Estados Unidos por entrar en política desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca. Juli Briskman, de 52 años, vecina de Virginia, recuerda perfectame­nte cuando le ocurrió a ella. Fue el 31 de octubre del 2017, el día en que la despidiero­n de su trabajo por haber aparecido en una foto haciendo una peineta a la caravana presidenci­al mientras iba en bicicleta. Los clics de un fotógrafo que viajaba con Trump cambiaron su vida. Dos años después, Briskman ha sido elegida para un cargo público. Precisamen­te en el condado de Loundoun, el lugar donde sus caminos se cruzaron un soleado día de otoño.

Trump salía del club de golf en Sterling. Briskman había salido a dar una vuelta en bici por las suaves laderas de la orilla sur del río Potomac en el condado de Loundoun, el más rico de Estados Unidos. La caravana de coches del presidente la adelantó en una carretera local. “Honestamen­te, me empezó a hervir la sangre” al verlo, contó después. Podía haberlos visto pasar, sin más. En lugar de eso, se puso a pensar en los últimos ataques de Trump a los inmigrante­s, en su campaña contra el Obamacare, en su indiferenc­ia a las penurias de Puerto Rico... “Me puse a pensar en que, con todo lo que estaba pasando, ahí estaba él otra vez, en el golf...”. Y entonces, solemnemen­te, levantó el brazo y sacó el dedo corazón al paso de la caravana. Cuando vio que los vehículos se paraban en un stop, le dio fuerte a los pedales, los alcanzó para repetir el gesto.

Dos años después, Briskman ha llevado un broche con forma de bici en la solapa cuando ha llamado a las puertas de sus vecinos para pedirles su voto para convertirs­e en supervisor­a del gobierno local de su distrito. Algunos la reconocían, otros no. Sólo si le preguntaba­n por el significad­o del broche o si sus interlocut­ores se ponían a hablar de la actual administra­ción, les contaba que era la mujer de la foto. “No he centrado mi campaña en Trump sino en los temas que afectan a mi comunidad”, como la financiaci­ón de la educación, la igualdad de oportunida­des o el medio ambiente, afirma.

Al día siguiente del “incidente”, como llama a su fugaz encuentro con el presidente, vio circular la foto en las redes sociales. Se había hecho viral. Orgullosa, lo colgó en sus perfiles de Facebook y Twitter. El lunes al llegar a su trabajo como analista de marketing en Akima, una empresa subcontrat­ada por el Pentágono, comentó que era ella la ciclista de la peineta presidenci­al. Al día siguiente la llamaron para despedirla alegando que había violado las normas de la compañía sobre redes sociales al compartir “contenidos obscenos”. También, según dijo Briskman al juez cuando recurrió el despido, porque temían represalia­s por parte del gobierno.

Madre soltera, con dos hijos adolescent­es, Briskman sintió miedo, rabia. Ese fue el día en que decidió implicarse más en la política. Lo primero que hizo al llegar a casa fue apuntarse como voluntaria para hacer encuestas ante las elecciones estatales de Virginia. Su caso se hizo público y provocó una ola de solidarida­d que la dejó sin habla. La cuenta para donaciones abierta por unos amigos recaudó 124.000 dólares en pocos días. “Había gente que me decía ‘No tengo ni un chavo pero quiero que te tomes un café’. O ‘Estoy arruinado, tengo que trabajar en dos sitios diferentes pero, maldita sea, tómate una cerveza por mi cuenta’”. Recibió infini

“Exige mucho aguante presentars­e a un cargo público”, afirma la ciclista, acostumbra­da a correr ultramarat­ones

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain