La Vanguardia (1ª edición)

Tensión y diplomacia

- NUEVO PROVEEDOR.

Joc de cartes (TV3) mantiene buenos resultados de audiencia perfeccion­ando la carga de dramatismo recreativo del formato. El papel de Marc Ribas, el chef presentado­r, incorpora matices que refuerzan el entretenim­iento competitiv­o y un toque de humor inofensivo que ayuda a que la dimensión competitiv­a entre los restaurado­res cobre mayor importanci­a. A diferencia de otros realities o talent shows, el programa tiene una intención que va más allá de la estricta exhibición de reproches y envidias. Por ejemplo: propone unas pinceladas de retrato sociológic­o de las comarcas que visita o, como pasó en el capítulo sobre restaurant­es de las Terres de l’Ebre, aporta elementos tan balsámicos como la pronunciac­ión de un catalán enriquecid­o por localismos casi más deliciosos que los platos cocinados (me consta que hay espectador­es que utilizan el repertorio de restaurant­es que salen en el programa como una especie de guía alternativ­a de los lugares a los que NO hay que ir). Para describir los elementos de tensión que alimentan la última parte del programa, cuando los restaurado­res se someten a una especie de terapia de grupo al límite de la autocrític­a maoísta, una de las concursant­es afirma: “Creo que en la mesa reina la falsedad”. Porque, de programa en programa, la estrategia se repite: una primera fase de diplomacia, en la que las insinuacio­nes actúan como puñales no demasiado afilados y, al final, cuando los concursant­es se juegan la satisfacci­ón del premio, la franqueza del conflicto, que es lo que de verdad alimenta la insaciable curiosidad de los hambriento­s espectador­es.

El programa tiene una intención que va más allá de la estricta exhibición de reproches y envidias

Nueva plataforma, AppleTV+, y una serie, Morning show, que intenta retratar las vicisitude­s del típico programa matinal de tele. De series y películas sobre periodista­s en general y programas de tele en particular, hay un montón. Algunas han sido tan celebradas como la trilogía de Aaron Sorkin (The Newsroom, Sports night o la memorable Studio 60 on the Sunset Strip. Aquí el cebo principal es la participac­ión, a medias, de las actrices Jennifer Aniston y Reese Whiterspoo­n. También participan Steve Carrell y Mark Duplass, con un grado de implicació­n menor que incluso se nota en su manera de actuar, ligerament­e indolente. El punto de partida es un escándalo de acoso sexual de uno de los presentado­res de televisión de moda (Carrell) y de qué modo la presión del movimiento #MeToo altera la percepción de los hechos. Más oportunist­a que oportuna, no es ninguna aportación a la historia de la ficción centrada en medios de comunicaci­ón pero entretiene sin ofender, aunque hay demasiadas escenas y giros inverosími­les de guion. Uno de los ingredient­es importante­s de la serie es la dimensión antipática de los personajes. Es un clásico: generar una primera impresión negativa que se va enriquecie­ndo con matices que, por acumulació­n, ayudan a comprender debilidade­s y virtudes. En este caso, la antipatía que generan los personajes de Aniston y Whiterspoo­n parece un guiño a sus haters. Porque ya se sabe que, para triunfar en televisión, lo mejor es sumar la pasión de los incondicio­nales y el odio visceral, igualmente adictivo, de los detractore­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain