La Vanguardia (1ª edición)

“Hoffa era la persona más popular de Estados Unidos después del presidente”

Al Pacino, interpreta a Jimmy Hoffa

- G. L. Los Angeles

taba en Arkansas haciendo una película con Bruce Dern, Mamá sangrienta, cuando leímos el diario. No lo podíamos creer. Fue brutal lo que le hicieron a Sharon Tate y sentí que no recibieron su merecido.

Mucha gente dice que un homenaje a

Joker Taxi Driver Rey de la comedia.

es yel ¿Lo comparte? Sí, Todd Phillips, el veía esa conexión. La película es muy interesant­e y es una expresión por derecho propio de los tiempos que vivimos, de la misma manera en que creo que Taxi Driver lo fue en su momento.

Lo cual no está nada mal...

No. No me puedo quejar. Además tengo 76 años. Me lo merezco.

Mucha gente piensa que usted puede hacer lo que sea. ¿Lo ve así? No, no es así. Tengo límites. Obviamente el género al que pertenece El irlandés es de mis favoritos. Con Marty hemos hecho algunas películas sobre este mundo. De todos modos, yo todavía quiero probar otras cosas. Tengo un proyecto con David O. Russell del que no puedo hablar demasiado en el que tengo un personaje que es completame­nte diferente a Frank Sheeran. Va a requerir de mucho trabajo, pero me gustaría intentarlo, y si todo sale bien voy a tener la oportunida­d de hacerlo antes de que me muera.

Su jovialidad impresiona, porque aunque en abril cumplirá 80 años, Al Pacino se mueve como si tuviera 40, se para, se sienta, se quita las gafas, se las vuelve a poner, habla incansable­mente y con un entusiasmo que contrasta notablemen­te con el aplomo de De Niro. Tal vez tenga que ver con la alegría que siente por seguir trabajando a una edad en la que muchos se dedican a mirar la tele y por un papel que podría agregarle una novena nominación al Oscar a su notable carrera. Además, si algo le faltaba era trabajar para Martin Scorsese, una deuda pendiente que ha compensado de la mejor manera.

¿Aprendió muchas cosas de Jimmy Hoffa interpretá­ndole? Por supuesto. Hay muchas filmacione­s de él, lo cual me ayudó mucho, aunque no se trata de interpreta­r a alguien de la vida real, sino a un personaje de un guion. De todos modos, aprendí un par de cosas que me asombraron. Hoffa probableme­nte era la persona más popular en Estados Unidos después del presidente. Era verdaderam­ente una leyenda, generada por su pasión en tratar de ayudar a los trabajador­es. Espero que algo de eso se vea en mi interpreta­ción, porque era alguien que se atrevía a desafiar a quien fuese. Pero luego fue enviado durante cinco años a prisión. Vio lo que pasaba allí con los presos y trató de ayudarles, porque el tratamient­o que recibían era espantoso. Pero al mismo tiempo... Cuando yo era niño Jimmy Hoffa siempre estaba en los diarios, la gente hablaba de sus cosas buenas y sus cosas malas. Era una figura muy controvert­ida. Era el hombre que se enfrentaba a John F. Kennedy y apoyaba a Martin Luther King, y al mismo tiempo se asociaba a gente de dudosa reputación.

El público suele asociarle a Robert De Niro cuando piensa en una generación de actores. ¿Cómo surgió la relación con él? Nos conocimos cuando éramos jóvenes, tendríamos 24 o 25 años. Yo vivía en la calle 14 entre las avenidas B y C con mi maravillos­a novia de entonces, Jill Clayburgh, que falleció. Ella conocía a Robert porque habían trabajado juntos para Brian de Palma. Un día nos lo encontramo­s en la calle y me lo presentó. Me pareció un muchacho interesant­e, exudaba algo especial que no terminaba de entender. Luego la vida nos fue uniendo. Nuestras carreras se desarrolla­ron en paralelo y todo el tiempo nos comparaban. A veces quedábamos para hablar. No sabíamos cómo reaccionar ante la fama, y eso nos unió de por vida. Siempre lo vi como un hermano y confío en él. Le tengo que agradecer que me haya conseguido este papel. Todo el proyecto es una idea suya.

Hoffa era una leyenda, usted también lo es. ¿Hacer que el público se olvide de que está viendo a Al Pacino es una dificultad? No, para nada. El trabajo siempre es el mismo. Si tocas el oboe, y te vuelves muy famoso tocando el oboe, lo que sigues haciendo es tocar el oboe. El actor es un instrument­o que tiene un sonido particular más allá de las circunstan­cias. En el caso de esta película, lo que la lleva a otro nivel es la interpreta­ción de Scorsese. Él está pintando un mundo con el que está muy familiariz­ado, y a la vez lo está mirando desde un lente distinto, no de forma deliberada, simplement­e por su edad y por las experienci­as que ha tenido, y eso ha generado algo muy especial. Un amigo mío me dijo que ver El irlandés te deja la sensación de haber leído una novela, y eso es exactament­e lo que he sentido yo.

¿Recuerda cuándo se enamoró de la actuación?

Primero me di cuenta de que era algo que podía hacer bien. Yo era un niño y advertí que era una forma de llamar la atención y de librarme de algunas clases porque detestaba la escuela. Estaba haciendo una obrita, debía tener 12 o 13 años y un hombre se me acercó y me dijo: “Eres el sucesor de Marlon Brando”. Yo le miré y le dije: “¿Quién es Marlon Brando?”. Más tarde, claro, lo supe. Pero luego ocurrieron otras cosas. A los 16 años había tenido que dejar la escuela, mi madre había fallecido, trabajaba como mensajero y no tenía dónde vivir. No tenía hogar. Dormía en el teatro en el que trabajaba. No sabía adónde me llevaba aquello. Un día participé en una obra de Strindberg y algo me ocurrió. Me di cuenta de que este era el trabajo que iba a salvar mi vida. Y así fue.

“Hablábamos porque no sabíamos cómo reaccionar ante la fama; eso nos unió “

“Haciendo Strindberg supe que actuar era el trabajo que iba a salvar mi vida”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain