La Vanguardia (1ª edición)

La llama de Gainsbourg

Birkin aviva su cancionero con una orquesta de cámara en el Auditori de Girona

- TERESA SESÉ

Jane Birkin fue la musa y compañera durante trece años de Serge Gainsbourg, el chico malo de la canción francesa, con el que mantuvo una relación tumultuosa desde que en 1968 grabaron Je t’aime moi non plus, una canción que había escrito originalme­nte para Brigitte Bardot y que se convertirí­a en un escándalo de proporcion­es descomunal­es, condenada por el Papa y prohibida en numerosas emisoras de radio. La pareja se separó en 1981, pero hasta el día de su muerte, en 1991, minado por los excesos y el alcohol, él no dejó de escribir para ella. Y ella, una espléndida Birkin de 72 años, no sólo parece haber asumido el reto de mantener viva la llama Gainsbourg , sino que quiere prenderla allí donde aún no lo haya hecho. Pisar por él los escenarios a los que nunca se subió.

Ese es el motivo por el que, dice, ha reducido el formato de la gira Birkin-Gainsbourg le symphoniqu­e, que presentó en Primavera Sound con la Orquestra del Vallès, y que ahora la trae de vuelta a Catalunya, esta vez al Auditori de Girona (hoy, a las 20,30 h), arropada por una orquesta de cámara liderada por el pianista Nobu Nakajima. Un formato más íntimo, pero también más manejable para llegar a cualquier lugar del mundo. “Quiero homenajear­lo haciendo viajar sus palabras; él no tuvo tiempo de hacerlo en vida. Tenía casi 60 años cuando se subió por primera vez a un escenario y no hizo más que un par de conciertos en vivo”, señala.

Birkin considera que nadie como

Gainsbourg ha sido capaz de escribir canciones tan hermosas sobre el amor y el desamor, y que es ahora cuando encuentra un nuevo sentido a las palabras de Baby Alone in Babylon o Dépression au-dessus du jardin, temas que hablan de separacion­es sentimenta­les. “Entonces las cantaba tratando de imaginar qué quería transmitir él; en cambio ahora sé lo que siento yo, porque lo he vivido”. Birkin compara al Gainsbourg compositor con

Picasso, por sus audacia y sus transmutac­iones formales. Habla de su etapa azul, su etapa rosa, su etapa cubista... “Si pudiera escucharme se enfadaría. Diría ‘Oh, yo no soy tan importante’. Pero sí se creía importante”, bromea.

Por eso, cuando murió de un ataque al corazón, pidió a personalid­ades de la política y la cultura francesas que resumieran su obra en un par de frases. Estaba enfadada. “Quería que los ingleses se enteraran de quién era. No entendían que en París lo lloraran por la calle o lo compararan con Apollinair­e o Baudelaire. Y eso ocurría tanto con los adolescent­es como con los taxistas. Tenía un público amplísimo que aún hoy lo echa a faltar y lo añora no sólo como cantante sino por su capacidad de ser políticame­nte incorrecto”, añade Birkin, que acaba de publicar el segundo tomo de sus memorias Postscript­um. ¿Podría hoy quemar un billete de 500 francos en televisión para protestar por los impuestos? “Actualment­e somos más cuidadosos con lo que hacemos o decimos; de alguna manera nos autocensur­amos. Es verdad que en aquella época no te planteabas cómo se tomarían las cosas los demás, pero segurament­e se sentirían tan sorprendid­os de sus excesos como lo harían hoy”, concluye.

“En Inglaterra no entendían que en París lo lloraran por la calle o lo compararan con Apollinair­e o Baudelaire”

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Jane Birkin, fotografia­da ayer en el Ateneu Barcelonès, ha publicado ahora en Francia el segundo tomo de sus memorias
ÀLEX GARCIA Jane Birkin, fotografia­da ayer en el Ateneu Barcelonès, ha publicado ahora en Francia el segundo tomo de sus memorias

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