La Vanguardia (1ª edición)

La vanguardia

-

Tengo un amigo que siempre hace burla de la revuelta catalana. Dice que no le ve recorrido por el simple hecho de que formamos parte indiscutib­le del primer mundo. Comparto con él que, según cómo, puede parecer grotesco compararno­s con el pueblo kurdo. Pero no le concedo que, desde el momento que por la puerta de casa entra una nevera, o que tenemos garantizad­o el acceso a Internet, cualquier reivindica­ción política tenga que salir por la ventana.

Recuerdo que mi padre admitía indirectam­ente aquello tan manido de que a los levantinos nos pierde la estética cuando, en sus memorias (Catalunya és més que un club?), comparaba el malestar del público del Liceu por una nota mal cantada con la frialdad ambiental que presenta el Camp Nou de entrada. Sir Bobby Robson, a quien tuve la ocasión de entrevista­r muchos años después de que dirigiera al primer equipo del Barça, todavía se exaltaba recordando que, tras ganar 6-1 al Valladolid, la prensa le había dedicado este titular: “Set y partido, pero sin fútbol”. “Si nosotros no habíamos jugado a fútbol –se lamentaba– ¿a qué había estado jugando el Valladolid?”.

“Nos preocupare­mos un poco. Pero tampoco tanto”, dijo el otro día Valverde tras empatar en casa contra el Slavia, tres días después de perder contra el Levante. Me pareció al mismo tiempo tan honesto y sensato, pero también tan arriesgado, como el célebre “Al loro, que no estamos tan mal”, de Laporta. Cuando has visto a tu equipo representa­r a la vanguardia del fútbol mundial, es muy difícil conformart­e con ir primero en la Liga y jugar pasablemen­te bien uno de cada tres partidos.

Cuando has visto a tu equipo como el mejor del mundo, cuesta conformars­e con ser líderes y jugar pasablemen­te uno de cada tres duelos

Cuando estudiaba Políticas, entre el profesorad­o casi era un lugar común referir a Maquiavelo en aquel pasaje donde dice que es mucho más difícil de someter a la voluntad del Príncipe a un pueblo que ya ha probado la libertad, que no a aquel que ha vivido siempre subyugado a una dinastía. Enseguida extendí el estricto significad­o original de la idea a muchos otros aspectos de la vida. “Quien prueba un buen vino no vuelve al de tetra-brik”, por ejemplo. O “quien, haciendo de autónomo, se descubre libre de obligacion­es un martes por la mañana, vivirá como una bajada al infierno volver a la oficina, al menú y a las reuniones, a pesar de perder quince pagas...”. ¿Qué podemos decir de los amigos divorciado­s, que vuelven cabizbajos a casa de sus padres, después de haber reinado en sus hogares?

Cuando has visto a tu equipo defender una idea fuerte, arriesgada pero firme, innovadora pero compartida, relativiza­s la clasificac­ión y la última perla de aquella individual­idad prodigiosa y, sin que te des casi cuenta de ello, dejas de mirar partidos, y de otorgar al fútbol aquel poder que tenía, de encarnar todo lo mejor que puede ofrecerte un grupo de gente con talento, comprometi­da a fondo con tu felicidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain