Anatomía de una llamada
El ‘impeachment’ a Trump por sus presiones a Ucrania pasa a la fase pública
“Una llamada telefónica perfecta”, “¡Lean la transcripción!”, “¿Es que no sabemos leer inglés?”... A pesar de la acumulación de testimonios que han corroborado y ampliado las revelaciones de la denuncia anónima que dio la alerta sobre los contactos entre la Casa Blanca y Kíev, la defensa del presidente Donald Trump apenas ha variado desde que los demócratas le abrieron un impeachment. Hay hasta camisetas con las frases del presidente, convertidas en eslóganes de campaña.
A partir de la próxima semana, los estadounidenses podrán juzgar por sí mismos si realmente su llamada al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el pasado 25 de julio, fue tan “perfecta” y “perfectamente legal” como Trump asegura con las primeras comparecencias públicas de testigos y actores clave de las conversaciones con el nuevo Gobierno de Ucrania, desesperado por conseguir una reunión en el despacho oval y recibir ayuda militar para luchar contra Rusia.
A puerta cerrada, varios de los testigos y actores de los contactos han confirmado que la reanudación de la ayuda militar a Ucrania estaba claramente condicionada a que su nuevo Gobierno satisficiera las demandas de la Casa Blanca. Sus testimonios son públicos. Ahora quieren que el público los oiga de viva voz. Retransmitidos en directo por televisión e internet, los interrogatorios permitirán a los demócratas intentar convencer a la opinión pública de que el proceso no es por partidismo sino porque Trump ha abusado de su poder como presidestitución dente en su beneficio personal. Los republicanos, lo contrario.
La pregunta que luego deberá hacerse cada congresista y cada senador –y los propios votantes– es si este es un caso de “traición, soborno, altos delitos o faltas”, los supuestos en los que la Constitución prevé la del presidente y otros cargos públicos. La jurista Susan Low Bloch, profesora de Derecho en Georgetown, respondió a la pregunta en 1998 como miembro del grupo expertos que declaró en el impeachment de Clinton en 1998. Su respuesta sobre el caso de Trump es categórica: “Decir al presidente de Ucrania que no recibirá el dinero a no ser que investigue a Biden es un serio abuso de poder” procesable.
La próxima semana pasará por el Congreso el embajador de EE.UU. ante la UE, Gordon Sondman, que súbitamente ha recuperado la memoria y ahora recuerda que, en efecto, la ayuda a Ucrania estaba condicionada a que su presidente declarara públicamente que iba a investigar a la gasística para la que trabajó el hijo de Joe Biden y las supuestas injerencias de ciudadanos ucranianos en las elecciones del 2016 en EE.UU. Zelenski estaba a punto de hacerlo cuando se supo de la llamada y estalló el escándalo, según una investigación de The New York Times.