¡Vota Tarantino!
10-N
de brujo, coleccionistas de exhumaciones, inhabilitaciones y oportunidades obsesivas de detener al Abominable Hombre de Waterloo, malhechores mitificados en busca de redención, exconvictos reincidentes y, sobre todo, héroes trágicos. Héroes que tanto pueden ser víctimas de un abuso de poder (policial, judicial, mafioso, sectario) como de una capacidad prodigiosa para ser impermeables al ridículo. Ejemplo de contradicción en la relación entre bre cachorro Lucas sin respetar sus perrunos derechos de imagen. O Pablo Casado, que actúa como si su partido no fuera responsable de la acumulación actual de veneno en el café para todos y del descrédito de la política española. En el pasado de Tarantino también hay un trauma fundacional: haber mamado demasiadas películas de serie B cuando trabajaba en un videoclub y, con quince años, haber sido pillado robando una novela negra que trataba de la peripecia distancias, eso conecta con la contundencia con la que Laura Borràs (crónicamente resfriada para humanizar su personaje) domina la katana dialéctica en los debates. O con el método tragicómico de equivocarse en público de Mireia Vehí, controladora de bodas. O con la acumulación de características tarantinianas que encarna la peligrosa naturalidad –medio capataz de rancho con pasado esclavista, medio líder autoproclamado de una campaña contra los cuatreros– de Santiago Abascal.
En el ámbito revolucionario, la criminalidad de kilómetro cero se expresa a través de un catálogo ingente de aberraciones muy cinematográficas. Barricadas entre malditos bastardos y odiosos pelotones. Palizas de maleantes de extrema derecha. Prácticas de matonismo pasado por la sordina del silencio o la relativización colaboracionista de las cosas. ¿Qué cosas? Incendiar un árbol frente al domicilio de una artista no independentista para recordarle – maa la dis
Es por no hablar de la máxima expresión iconográfica de algunas p tel w nted, que acusa de terrorismoy convierte en dianas humanas a diferentes periodistas que noc mulgan con las ruedas de moli dos p da, lo mercenarios profesionales y afic onados y otros amenazadores. E resultado de las elecciones podrí representar, si todos fuéramo menos arrogantes y más inoce téntica de empezar a cambiar el rumb de una nave con una apasiona
Ojalá tegia time in
Hollywood.
Once upon a Sabiendo que