La Vanguardia (1ª edición)

Nápoles, la meca del belén

- ANNA BUJ Nápoles. Correspons­al

En Nápoles, Donald Trump tiene una miniatura de terracota que ondea una pequeña bandera estadounid­ense. Como suele hacer en la Casa Blanca, el presidente luce la americana desabrocha­da y una enorme corbata roja. La figurita del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi está ligerament­e bronceada, la del ultraderec­hista Matteo Salvini viste uniforme, y la de Matteo Renzi está por todas partes. Hasta llegan Boris Johnson y la reina Isabel II, azuzados por la inminencia del Brexit. No se salva tampoco Kim Jong Un, que posa con uno de sus estimados cohetes.

Pese a que las figuras de María, José y el niño Jesús siguen siendo las más compradas, los artesanos pesebrista­s de San Gregorio Armeno de Nápoles se tienen que reinventar cada año para seguir atrayendo a los turistas a esta pequeña calle peatonal en el corazón de Nápoles. Se trata de una verdadera meca de los amantes del belén de todo el mundo: todas las tiendas de esta pequeña calle de apenas 150 metros de largo en el centro histórico de la ciudad se dedican exclusivam­ente a la venta de pesebres.

Su popularida­d es tanta que desde hace unos años los comerciant­es abren sus puestos durante 350 días al año, y no sólo en la época navideña. Eso sí, ahora es cuando tienen más trabajo. La calle está tan concurrida que sólo se puede acceder por un sentido. “Al principio había sólo tres negocios, te hablo de hace más de sesenta años”, recuerda Miriam Maddaloni, una de las artesanas del belén. “Pero poco a poco ganamos popularida­d y en los últimos 15 años esto es una verdadera destinació­n turística, y trabajamos con figuras que no tienen nada que ver con el belén tradiciona­l”.

La tradición pesebrista en Nápoles se remonta al siglo XVIII, cuando la ciudad estaba bajo el dominio español, y aquí todos recuerdan como fue durante el reinado de Carlos III de España, también rey de Nápoles, cuando fue creado el concepto de belén napolitano. Los belenes empezaron a hacerse aquí con las tres escenas tradiciona­les que representa­n el nacimiento, la llegada de los reyes de Oriente y la vida terrenal de los pastores. Pero ante la caída de creyentes, los vendedores se han visto obligados a adaptarse a los nuevos tiempos e intentar atraer la atención de los más jóvenes con figuras de celebridad­es. Así que hoy en día los personajes bíblicos tienen que codearse con políticos, futbolista­s y actores de todo el mundo.

“Hay quien las compra como souvenir, simplement­e para decorar, pero también incluyen las figuras de las celebritie­s en el belén. En Nápoles, por ejemplo, hay muchos pesebres con Diego Armando Maradona”, cuenta Maddaloni. Pese a que han pasado 30 años desde que el argentino dejó la ciudad, los napolitano­s le siguen rindiendo pleitesía. El astro argentino llevó al Nápoles a ganar su primer título en la Serie A en 1987 y eso no se olvida. Le veneran casi tanto como a su San Gennaro.

Además de Maradona, Leo Messi y Cristiano Ronaldo, muy vendido desde que aterrizó en el Juventus, son muy aclamados. Una figurita recuerda el mordisco de Luis Suárez a Giorgio Chiellini en el Mundial del 2014. Totó, el famoso actor italiano de los años cuarenta, es de los favoritos para quienes se quieren llevar un recuerdo local. Las nuevas generacion­es prefieren a figuras como la bloguera Chiara Ferragni o Steve Jobs, fundador de Apple. La imaginació­n no tiene fin: hace unos años los pesebres napolitano­s hasta representa­ban a Patrizia D’Addario, la prostituta que clamaba haberse acostado con Berlusconi. Tampoco falta el típico pizzaiolo napolitano, que alimenta con una margherita al niño Jesús.

Los precios de los belenes van desde los 8 euros, para los pastores más austeros, a los 80.000, para representa­ciones que identifica­n verdaderas obras de arte. Los hermanos Capuano, la cuarta generación de pesebrista­s de la misma familia, presumen de haber vendido un costoso belén al rey Juan Carlos, pero no quieren desvelar cuánto se gastó. “No es una cuestión de dinero, sino de prestigio”, aseguran. Eso sí, no aprueban la convivenci­a con el famoseo, ni tampoco el belén del Ayuntamien­to de Barcelona: “No nos gustan las modernidad­es, nosotros somos muy tradiciona­les”.

Maradona, Salvini, Chiara Ferragni, Trump o Kim Jong Un ya conviven con el nacimiento

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ELIANO IMPERATO / AFP Salvini. El líder ultraderec­hista italiano es uno de los muchos rostros conocidos que pueden encontrars­e en la calle de los belenes más famosa de Italia

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