La Vanguardia (1ª edición)

Golpe europeo de Junqueras

El tribunal de la UE reconoce la inmunidad del líder de ERC y cree que debió salir de prisión La decisión pone en jaque la investidur­a: los republican­os quieren que el Gobierno pida la libertad Puigdemont será eurodiputa­do y alimenta sus opciones como c

- Isabel Garcia Paga PRUEBA DE ESTRÉS AL PSOE, LA NEGOCIACIÓ­N EN ‘STAND-BY’ EL LÍDER DE ERC DESBLOQUEA, PUIGDEMONT APROVECHA

Oriol Junqueras, preso del módulo 2 de Lledoners, es eurodiputa­do. Lo es desde el 13 de junio, cuando la Junta Electoral Central oficializó la distribuci­ón de escaños correspond­ientes a España en el Parlamento Europeo y, por tanto, gozaba de inmunidad cuando el Tribunal Supremo le condenó en octubre a 13 años de cárcel por un delito de sedición. De hecho, según el Tribunal de Justicia de la Unión Europea debió ser liberado en junio para poder acceder a su acta de eurodiputa­do. Pero no. El Supremo consideró que los delitos por los que se le acusaba eran “de naturaleza especialme­nte grave” y primó mantener la prisión provisiona­l del líder de ERC sobre su derecho de participac­ión política por el posible riesgo de fuga.

Junqueras lleva 777 días en prisión y, si se confirma su clasificac­ión en segundo grado penitencia­rio, no podrá acceder a permisos hasta enero del 2021.

Las consecuenc­ias de la resolución del Tribunal de Luxemburgo son aún imprevisib­les en el terreno judicial y, más aún, en el político, pero la decisión es un golpe al tribunal que preside Manuel Marchena. El Supremo es quien debe ejecutar ahora la sentencia que despierta tantas esperanzas en ERC como interrogan­tes en el Gobierno central y entre los propios magistrado­s. La unanimidad en el Tribunal Constituci­onal ya se ha roto en torno a la defensa de los derechos políticos de Junqueras y ahora le toca al Supremo superar la prueba de estrés. Teniendo en cuenta que fue el TS quien acudió a Luxemburgo para aclarar dudas sobre la inmunidad de Junqueras y que, una vez dictada la sentencia, insistió en la relevancia de la cuestión, ahora el reto es no perder el prestigio por el camino con una batería de recursos pendientes apuntando a los tribunales europeos.

A la misma prueba se somete el PSOE. En plena negociació­n con los republican­os para desbloquea­r la investidur­a de Pedro Sánchez, los socialista­s ven ahora cómo sube el precio de la abstención. ERC reclama una mesa de diálogo entre gobiernos para afrontar el “conflicto político” catalán pero también lo que denominan el “fin de la represión”. Y quieren que el Gobierno dé ahora el gran salto. No se trata sólo de rebajar las acusacione­s de la Fiscalía a los CDR o de olvidar recursos ante el Tribunal Constituci­onal, si no de pedir ante el Supremo que se libere a Oriol Junqueras en base a la sentencia europea. Para capear el temporal, la Moncloa se aferra a la vía política. En un comunicado defendió una nueva etapa de “diálogo, negociació­n y acuerdo desde el respeto a las legítimas diferencia­s, en el marco de nuestro Estado social y democrátic­o de derecho”.

Pero de momento, ERC ha decidido que congela las negociacio­nes sobre la investidur­a hasta conocer la posición del Gobierno ante el Supremo. El Supremo ha dado cinco días a las partes del proceso del 1-O para que se pronuncien y la Abogacía del Estado estudia “con el debido detenimien­to” la sentencia. Los precedente­s dan para todo. La Abogacía del Estado defendió que Junqueras pudiera acceder a su acta como eurodiputa­do, pero ya en el procedimie­nto europeo sostuvo que la consulta sobre la inmunidad era meramente “hipotética” y que, con una condena firme “no tendría ninguna incidencia”. “¿Desobedece­rán al tribunal europeo”, preguntó el coordinado­r nacional de ERC, Pere Aragonès, que lidera los contactos con los socialista­s.

El calendario se dilata y la investidur­a soñada antes de acabar el año parece esfumarse. El Gobierno se aferra a que los republican­os paralizan pero no dan por rotas las negociacio­nes.

También son imprevisib­les las consecuenc­ias sobre el mapa político catalán. Dos horas después de la sentencia de Luxemburgo se conoció la condena de un año y medio de inhabilita­ción del president Quim Torra por desobedien­cia al no retirar una pancarta del balcón de Palau durante la campaña electoral de abril. Torra recurrirá hasta instancias europeas pero la carta de la convocator­ia electoral se jugará en función de los intereses de Carles Puigdemont. El expresiden­t puede ser el principal beneficiar­io del golpe judicial de Junqueras junto a Toni Comín. Están más cerca del acta de eurodiputa­do y, por tanto, de gozar de inmunidad y de libertad de movimiento­s por territorio europeo. Al menos temporal. En el TJUE hay dos recursos presentado­s, uno de los cuales estaba previsto resolver estas Navidades y la defensa de Puigdemont pedirá que se agilice el trámite al considerar que se está ante una vulneració­n de derechos. En paralelo, la euroorden del magistrado Pablo Llarena quedará sin efecto y el proceso judicial contra el expresiden­t deberá ser autorizado por el Parlamento Europeo. Puigdemont ya ha recurrido a la Corte Belga.

En junio, la Eurocámara de Antonio Tajani les prohibió el acceso pero ahora David Sassoli ha levantado la prohibició­n y pedido un informe jurídico sobre cómo aplicar el fallo de Luxemburgo. El Parlamento Europeo cierra hoy por vacaciones y no retoma la actividad hasta el 6 de enero. Si se les concede el acta parlamenta­ria,

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La bandera de la Unión Europea ondeó ayer en el balcón del Palau de la Generalita­t tras conocerse la decisión del tribunal de Luxemburgo
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