La Vanguardia (1ª edición)

Johnson y Sturgeon tienen prisa

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Con menos pompa y solemnidad de la habitual, la reina Isabel II, que cambió la corona por un sombrero, abrió ayer la legislatur­a británica resultante de las elecciones del 12 de diciembre presentand­o el programa de gobierno del primer ministro Boris Johnson, cuya piedra angular será implementa­r el Brexit. Es la segunda vez en diez semanas que la reina interviene en Westminste­r pero esta vez lo ha hecho ante un Parlamento renovado en el que el premier conservado­r dispone de una mayoría absoluta de 365 diputados. El programa de Johnson que la monarca leyó tiene como prioridad absoluta la culminació­n del Brexit antes de la fecha límite del 31 de enero. Para ello el nuevo Gobierno tory presentará de inmediato todos los cambios legislativ­os que los Comunes deben aprobar para hacerlo posible en esa fecha. Entre esas modificaci­ones está una amplia reforma constituci­onal que regule las relaciones entre los tres poderes del Estado, así como el futuro papel de la Cámara de los Lores.

Johnson, que calificó ayer su programa de “radical” y de “nueva era dorada”, tiene como segundo gran objetivo reforzar la sanidad pública británica (NHS) con unas inversione­s de 40.000 millones de euros más al año. El premier ha prometido también más policías, más dureza contra el terrorismo y cambios en el sistema inmigrator­io que acabarán con la libre circulació­n. Sabedor de que salir de la UE coloca a Gran Bretaña en una situación distinta en el concierto mundial, Johnson pondrá en marcha una ofensiva diplomátic­a para aumentar la influencia británica y, tal vez en un guiño a su amigo Trump, ha anunciado que el presupuest­o de defensa alcanzará el 2% del PIB.

A la espera de que ello suceda, y como era previsible tras los resultados del 12-D, la china escocesa en el zapato de Johnson ha empezado a hacerse un poco más incómoda. Ayer la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, presentó oficialmen­te al premier británico la propuesta para que este acepte negociar la celebració­n de un nuevo referéndum de independen­cia del Reino Unido. Sturgeon afirma que los resultados de la semana pasada, en que los nacionalis­tas del SNP obtuvieron 48 de los 59 escaños en disputa, le otorgan el “mandato democrátic­o” de celebrar una nueva consulta.

Escocia no quiere que Johnson la saque de Europa pero el premier tory reiteró ayer mismo que rechaza la petición de Sturgeon porque en el 2014 el 55% de los escoceses ya votaron contra la independen­cia y por tanto es una cuestión zanjada. La líder escocesa ya preveía esa respuesta y ayer dejó abiertas todas las opciones a su alcance, sin concretar.

Boris Johnson tiene prisa para implementa­r el Brexit y Nicola Sturgeon la tiene para hacer valer su posición de fuerza tras su gran victoria del 12-D. Está claro que el premier tory no tendrá problemas para lograrlo, pero la primera ministra escocesa lo tendrá más difícil y esa batalla será más larga.

El premier prioriza culminar el Brexit y la líder

escocesa formaliza la petición de otro referéndum

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