El verso suelto de la
La infanta Elena de Borbón cumple hoy 56 años siendo
La infanta Elena nació en un tiempo en el que sus padres no sabían a ciencia cierta qué iba a ser de sus vidas. El 20 de diciembre de 1963, Juan Carlos y Sofía llevaban pocos meses instalados en Madrid cuando, un año y medio después de su boda en Atenas, el 14 de mayo de 1962, nacía su primera hija. Habitaban en el palacio de la Zarzuela, un antiguo pabellón de caza cerca de El Pardo, que se había habilitado como residencia de una pareja con la que nadie sabía muy bien qué hacer. Elena recibió ese nombre por razones obvias: su madre, aunque de ascendencia alemana y danesa, había nacido en Grecia y, además, siempre tuvo pasión por una muñeca que había bautizado como Eleni. La primogénita de Juan Carlos y Sofía fue entonces protagonista como lo fue cuando anunció su boda, la primera que la familia real celebraba en España desde 1929, o cuando impuso su separación matrimonial; pero ahora, 56 años después de su llegada al mundo, se ha instalado en un cómodo segundo plano siendo su principal papel ejercer de nexo entre todos los miembros de la familia real y evitar la sobreexposición de sus hijos, Felipe y Victoria.
En realidad, desde el 19 de junio del 2014, Elena de Borbón y Grecia ya no forma parte de la familia real
Sin pareja conocida desde su divorcio de Jaime de Marichalar, a la hermana del Rey sólo le preocupan sus hijos
según marca el decreto ley que limita a los reyes, sus descendientes y ascendentes las personas que pueden representar a la Corona.
La infanta Elena no tiene ningún papel institucional, pero nadie le niega su condición de hermana del Rey. Con fama de malhumorada, de persona con un carácter difícil, temperamental y en ocasiones hasta colérica, lo cierto es que de todos los familiares del actual Rey y del anterior es la que menos guerra ha dado. Fue considerada un patito feo, hasta que de la mano de Jaime de Marichalar, con quien se casó el 18 de marzo de 1995, se transformó en un cisne o al menos en el cisne más elegante de la realeza. Su porte y la elección de su indumentaria la convirtieron en la princesa de moda de las cortes europeas, en unos años en los que se sucedieron las bodas reales y sus apariciones junto a la realeza. Elena de Borbón brillaba en sociedad, mientras su matrimonio se iba apagando. Las broncas eran continuas, pero hasta que el rey Juan Carlos no fue testigo de una de ellas no se permitió la separación.
Con el eufemismo de “cese de la convivencia conyugal”, en el 2007 se anunció una separación que dos años más tarde acabó en divorcio. Elena dejó el tríplex de lujo que Marichalar
compró (gracias a una herencia) en el barrio de Salamanca y, tras vivir de alquiler en la colonia de Fuente del Berro, compró un piso amplio pero no lujoso cerca del parque del Retiro, en Madrid. Allí se han hecho mayores sus hijos, Felipe y Victoria, y también los problemas que se derivan de su exposición pública. Elena está ocupada con su