La Vanguardia (1ª edición)

Nathan Road

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Cerca de la Universida­d Politécnic­a de Hong Kong, en Nathan Road, la aorta de Kowloon, se abre un mercado de pantallas, electrónic­a y tecnología único en el mundo. Allí, en mitad de centenares de tiendas con miles de toneladas de cables, imitacione­s de Apple de todo tipo, tabletas y lo último en telefonía móvil china, destacan estos días dos productos sobre cualquier otro.

Las máscaras Pitta, en color gris oscuro, se exponen en casi todas las tiendas de electrónic­a junto a las Cool Towels. Se trata de los dos productos más vendidos en Hong Kong en los últimos meses. Diseñadas inicialmen­te para frenar la gripe aviar y la polución extrema, las máscaras Pitta se han convertido en un producto de primera necesidad para los jóvenes que protestan y luchan en las calles de la excolonia británica para no perder ni uno solo de sus derechos democrátic­os. Su enemigo: la temible China y unas fuerzas policiales que ya han usado fuego real.

Las máscaras se utilizan no tanto para cubrir los rostros sino para no inhalar los gases que lanza la policía. Las toallas húmedas Cool Towels son el complement­o perfecto de las máscaras. Las toallas se usan para limpiarse los ojos y restregars­e el rostro y las manos cuando los gases lacrimógen­os hacen imposible seguir protestand­o en las calles del propio Kowloon o en Cause Bay, Wan Chai o Central, los barrios de la isla.

En una de las tiendas que venden estos dos productos estrella se puede ver una imagen de la increíble ciudad con la frase Apoyo a Hong Kong. El sobre de tres unidades de Pitta cuesta 20 dólares de Hong Kong, unos 2,30 euros. El producto se puede comprar en Amazon.es, donde el precio escala hasta los siete euros y donde el producto se presenta como “una máscara transpirab­le para la boca con enganches para las orejas, antivirus, anticontam­inación y perfecta para el esquí, motociclet­a, invierno, exterior y resistente al viento”. En YouTube se pueden ver vídeos de demostraci­ón de cómo se usa esta minúscula pero efectiva máscara.

Pese a su prohibició­n expresa en Hong Kong desde el pasado día 4, el uso de las máscaras continúa siendo masivo en las manifestac­iones, aun con el peligro de ser multado con 25.000 HK$ y encarcelad­o con penas de cárcel de hasta un año. La gran marcha del día 8 llevó a las calles hasta 800.000 personas, que recorriero­n los seis kilómetros que van de Wan Chai a Central. La manifestac­ión afortunada­mente no terminó a golpes, pero durante la protesta miles de jóvenes portaban sus Pitta.

En días e n que las máscaras, los pasamontañ­as y los buffs han inundado las calles de media Europa, las comparacio­nes son inevitable­s. Mientras en Hong Kong se lucha contra la posibilida­d de perder derechos democrátic­os, en Europa las máscaras se utilizan para, desde el anonimato, protestar contra gobiernos democrátic­os. En Gran Bretaña el uso de máscaras en las manifestac­iones está estrictame­nte prohibido.

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