La Vanguardia (1ª edición)

No todos dicen “Te quiero”

Emociones como el amor, la alegría y el enfado pueden tener distintos significad­os en cada cultura

- CRISTINA SÁEZ Boston

Una persona entra en una habitación a oscuras y, de repente, se enciende la luz y oye: “¡Sorpresa!”. Si la escena ocurre en Londres o Barcelona, se dará cuenta de que se trata de una fiesta para celebrar algo. Tal vez su cumpleaños o un ascenso. Pero si esa misma situación pasa en Madagascar o Malasia, se echará a temblar, porque el término “sorpresa” en las lenguas austronesi­as –habladas en Oceanía y sureste asiático– se asocia estrechame­nte al miedo.

Amor, alegría, tristeza. Los humanos parecemos compartir la experienci­a de determinad­os sentimient­os, como la pena ante la muerte de un hijo. Sin embargo, las palabras que usamos para explicarlo­s en muchas ocasiones revelan que, en realidad, no queremos decir lo mismo, a pesar de que a menudo esos términos aparecen como equivalent­es en el diccionari­o.

Así concluye una investigac­ión realizada por científico­s de la Universida­d de Carolina del Norte en Chapel Hill (UNC-Chapel Hill) en colaboraci­ón con el Instituto Max Planck alemán, que ha analizado un tercio de las lenguas habladas el mundo y han trazado un mapa semántico de las palabras con que nombramos sentimient­os para averiguar si cada cultura tiene su universo emocional o si, por el contrario, compartimo­s igual forma de comprender el mundo y de reaccionar ante las cosas que nos suceden.

“En muchas lenguas, el amor es visto como algo similar al deseo, a querer. Es el caso del inglés o el español. Pero otras lenguas lo relacionan con pena, con compadecer­se, lo que revela lo que esa cultura considera que es el amor”, explica Kristen Lindquist, psicóloga y neurocient­ífica de UNC- Chapel Hill , que ha liderado este estudio que publica Science.

“Es complicado estudiar los aspectos subjetivos de las emociones, pero el lenguaje nos proporcion­a una herramient­a para averiguar cómo las personas clasificam­os nuestro mundo interior”, añade Joshua Jackson, estudiante de doctorado de la UNC y primer autor del trabajo.

Los investigad­ores han analiimpli­can zado 2.474 lenguas pertenecie­ntes a las 20 familias principale­s de idiomas, incluidas algunas minoritari­as, y han establecid­o redes de palabras en función de cómo los conceptos se relacionan unos con otros. De esta manera han podido ver qué emociones son similares entre las lenguas y cuáles distintas.

Han observado que existe una gran variabilid­ad y que esta está, marcada, en buena medida, por la geografía: los grupos de idiomas próximos comparten a menudo puntos de vista en lo que respecta a las emociones, a diferencia de los grupos más distantes. Es decir, que el francés, el inglés y el alemán segurament­e entenderán de forma similar el amor o el enfado, en comparació­n con el tagalo o el japonés.

“Es probable que tenga que ver con el contacto histórico y las relaciones de comercio, conquistas, inmigració­n entre áreas cercanas. La historia en común puede haber conducido a una mayor comprensió­n compartida de las emociones”, considera Jackson. El contacto entre culturas también ha provocado que se importen conceptos, un fenómeno en alza por la globalizac­ión.

Aun así, los investigad­ores también han hallado pruebas de una clasificac­ión universal de emociones en base a dos parámetros: si son o no agradables y si o no activación física. Y en eso coinciden la gran mayoría de idiomas. “Hay sentimient­os universale­s, como la sensación de sentirse bien o mal, pero las emociones que emanan de cada uno dependen de la cultura”, dice Jackson.

Para investigad­ora Asifa Majid, de la Universida­d de York (Reino Unido),“este trabajo clarifica cómo las personas conceptual­izan las emociones a través del lenguaje, aunque no necesariam­ente cómo la gente experiment­a las emociones. Y eso nos lleva de nuevo a la cuestión de si las distintas maneras de hablar de emociones cambian la forma en que las experiment­amos”.

En algunas lenguas, como el inglés, amor se asocia a deseo, mientras que en otras, a pena o compasión

 ?? XAVIER CERVERA ?? Las palabras que usamos para explicar los sentimient­os revelan que, en realidad, en muchas ocasiones no queremos decir lo mismo
XAVIER CERVERA Las palabras que usamos para explicar los sentimient­os revelan que, en realidad, en muchas ocasiones no queremos decir lo mismo

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