“El Macba no es un receptáculo de todo”
Ferran Barenblit, director del Macba
A su llegada a la dirección del Macba, en octubre del 2015, Ferran Barenblit (Buenos Aires, 1968) advirtió que la suya iba a ser una revolución tranquila pero transformadora. El museo estaba a punto de cumplir veinte años, dejaba atrás una etapa convulsa, y ahora ya va para los veinticinco; una efemérides que celebrará a lo largo del 2020 –año que finaliza su contrato, aunque confía que le será renovado– con actos que se sucederán a lo largo de los próximos doce meses y la mirada puesta en su ampliación. En este tiempo, el Macba ha presentado su colección permanente y ha mejorado su cifra de visitantes, especialmente de público local, gracias al efecto Plensa, aunque el conflicto con CatSalut por la capilla de la Misericòrdia ha eclipsado en buena medida lo que pasaba de puertas adentro.
La buena noticia es que finalmente el Macba crecerá junto al Convent dels Àngels y habrá un nuevo CAP Raval Nord. Pero la disputa ha sido larga y por momentos encarnizada ¿Le pasará factura al museo?
El resultado es positivo y estoy extraordinariamente entusiasmado por este motivo. Hemos encontrado una solución buena para todos y eso nos abre un futuro estupendo. Un museo más grande podrá desplegar sus relatos de una forma más ambiciosa y responder a las expectativas de un Macba de la tercera década del siglo XXI. El camino no quiero decir que haya sido una anécdota, pero casi.
Me refería más a la herida abierta con la gente del barrio donde se inserta, con la exacerbación de un cierto desafecto.
La herida se cierra con la realidad. Desde el principio dijimos que el Macba no quería crecer si el barrio no tenía el CAP que necesita. Para nosotros esa condición era tan imprescindible como para ellos. El CAP pronto será una realidad y las propias dinámicas que tenemos establecidas de trabajar con el entorno inmediato harán el resto.
¿Ha podido llevar a cabo su proyecto?
Estamos en un país que siempre aspira a que cada etapa sea un ruptura con el pasado y yo nunca pretendí eso. Mi idea siempre ha sido extraer del Macba su pasado y presente brillantes y a partir de ahí seguir avanzando. ¿De qué me siento más satisfecho? En primer lugar de la presentación de la colección, que ocupa un lugar central y es un camino
La exposición de Jaume Plensa llenó las salas de un público que, en algunos casos, se acercaba por primera vez al museo. ¿Alguna reflexión?
Este años habremos tenido 350.000 visitantes, un 8% más que en el 2018, y más de la mitad han sido locales. La exposición de Plensa generó dinámicas muy interesantes, porque había gente que después subía a las plantas superiores y les gustaba lo que veían y ahora vuelven. Hemos conquistado y reconquistado público. Y sí, da que pensar, porque demuestra que hay una audiencia en la ciudad que cuando hay cosas que le interesan va al museo.
¿Qué le gustaría que se llevara consigo un visitante cuando sale del Macba?
Aquello que no ha venido a buscar. Muchas veces creo que los visitantes vienen al museo a reconocer, a comprobar que aquello que sabía era cierto. Pero lo bonito que puede sucederte en un museo no es tanto reconocer como conocer. Que te lleves algo no esperado.
“Hemos conquistado y reconquistado público local gracias al efecto Plensa”
“Lo mejor que te puede pasar en un museo es que te lleves algo que no has venido a buscar”