Un derbi para agitadores
Wu Lei sale para empatar a un Barça que había remontado con el suplente Vidal
El derbi entre el líder y el colista no podía presumirse más desigualado y acabó saliendo parejo y niveladísimo. En el césped y en el marcador. Méritos del inconformismo de unos y de las ganas de complicarse de los otros. El Espanyol suma un punto que quiere ser de inflexión y al Barça se le escurrieron dos que, de momento, igualan la Liga. El tiempo dirá si a los dos les vale.
Los blaugrana volvieron a necesitar un gol del rival para enchufarse. Es la sexta vez que le pasa a domicilio. Y como sucedió en Anoeta o El Sadar, cuando tuvo el partido decantado se le escapó. El duelo guardaba un papel a los suplentes. Si Arturo Vidal fue clave para la remontada del Barça del gol inicial de David López, Wu Lei puso las tablas al final entrenando desde el banquillo. Fue un derbi gran reserva.
Desde el principio, el encuentro fue un ejercicio de reivindicación para los blanquiazules. Empezando por el rival, el ideal para reaccionar, siguiendo por la alineación de Abelardo, con siete canteranos, y pasando por la megafonía, que eligió un nada subliminal I will survive para animar a la gente. Como si hiciese falta. La afición respondió con una magnífica entrada (33.562 espectadores) y el equipo blanquiazul no defraudó a su público haciendo bueno el apelativo de irreductible.
En cambio, el Barcelona no hizo caso a su entrenador, que le aconsejó salir fuerte. La puesta en escena del líder fue sin ritmo, adormecido por el reciente retorno de sus cracks de las vacaciones de Navidad. Lo que fue un problema porque el plan del nuevo técnico del Espanyol fue ceder la iniciativa y juntar mucho las líneas para que apenas hubiese espacios para entrar.
Los de Valverde volvieron a ser muy planos en los ataques estáticos, como si esperasen atrapar un contragolpe que no llegaba porque David López y Marc Roca no dejaban que la estructura se descosiese. Además, el Espanyol dejaban abandonadas las bandas para centrarse en los pasillos interiores. El resultado es que apenas se vieron ocasiones en los primeros 20 minutos y Abelardo estaba satisfecho. Más cuando la pelota parada, una de las especialidades del técnico asturiano, le dio la alegría del 1-0. Los dos mediocentros se asociaron de nuevo: Roca botó una falta lateral y López peinó el balón y lo desvió lo justo para que Neto sólo pudiese hacer la estatua y ver la pelota entrar.
El gol despertó a Messi y Suárez de su letargo y eso es sinónimo de peligro. Aunque siempre en jugadas más individuales que colectivas. Ambos demostraron que con muy poco creaban pánico entre Naldo y Bernardo. Diego López respondió a dos remates del argentino, uno a la media vuelta y otro de cabeza. Sí que pudo superarle el uruguayo, que, tras un gran autopase en el área, disparó de puntera pero se encontró con la base del poste.
El fútbol es un mundo insólito y asombroso porque el Espanyol lleva todo el curso con el agua en el cuello con el descenso amenazando y, sin embargo, Cornellà se divirtió cantando olés para acompañar una posesión larga de su equipo, que parecía tener el partido controlado, donde quería. Ver para creer la metamorfosis del conjunto perico en una semana con Abelardo.
Pero hay cosas que no cambian tan fácilmente. Y al Espanyol le cuesta dios y ayuda mantener un resultado a favor. Si a eso se le añade que Diego López hace más de dos meses que no deja la portería a cero
El Espanyol suma un punto de inflexión con Abelardo y el líder deja escapar dos justo antes de la Supercopa
Luis Suárez, con un gol y una asistencia tras el descanso, dio la vuelta al gol de David López a pelota parada