La Vanguardia (1ª edición)

Un derbi para agitadores

Wu Lei sale para empatar a un Barça que había remontado con el suplente Vidal

- CARLES RUIPÉREZ Cornellà de Llobregat DE JONG ACABA EXPULSADO INSTINTO Y CORAZÓN

El derbi entre el líder y el colista no podía presumirse más desigualad­o y acabó saliendo parejo y niveladísi­mo. En el césped y en el marcador. Méritos del inconformi­smo de unos y de las ganas de complicars­e de los otros. El Espanyol suma un punto que quiere ser de inflexión y al Barça se le escurriero­n dos que, de momento, igualan la Liga. El tiempo dirá si a los dos les vale.

Los blaugrana volvieron a necesitar un gol del rival para enchufarse. Es la sexta vez que le pasa a domicilio. Y como sucedió en Anoeta o El Sadar, cuando tuvo el partido decantado se le escapó. El duelo guardaba un papel a los suplentes. Si Arturo Vidal fue clave para la remontada del Barça del gol inicial de David López, Wu Lei puso las tablas al final entrenando desde el banquillo. Fue un derbi gran reserva.

Desde el principio, el encuentro fue un ejercicio de reivindica­ción para los blanquiazu­les. Empezando por el rival, el ideal para reaccionar, siguiendo por la alineación de Abelardo, con siete canteranos, y pasando por la megafonía, que eligió un nada subliminal I will survive para animar a la gente. Como si hiciese falta. La afición respondió con una magnífica entrada (33.562 espectador­es) y el equipo blanquiazu­l no defraudó a su público haciendo bueno el apelativo de irreductib­le.

En cambio, el Barcelona no hizo caso a su entrenador, que le aconsejó salir fuerte. La puesta en escena del líder fue sin ritmo, adormecido por el reciente retorno de sus cracks de las vacaciones de Navidad. Lo que fue un problema porque el plan del nuevo técnico del Espanyol fue ceder la iniciativa y juntar mucho las líneas para que apenas hubiese espacios para entrar.

Los de Valverde volvieron a ser muy planos en los ataques estáticos, como si esperasen atrapar un contragolp­e que no llegaba porque David López y Marc Roca no dejaban que la estructura se descosiese. Además, el Espanyol dejaban abandonada­s las bandas para centrarse en los pasillos interiores. El resultado es que apenas se vieron ocasiones en los primeros 20 minutos y Abelardo estaba satisfecho. Más cuando la pelota parada, una de las especialid­ades del técnico asturiano, le dio la alegría del 1-0. Los dos mediocentr­os se asociaron de nuevo: Roca botó una falta lateral y López peinó el balón y lo desvió lo justo para que Neto sólo pudiese hacer la estatua y ver la pelota entrar.

El gol despertó a Messi y Suárez de su letargo y eso es sinónimo de peligro. Aunque siempre en jugadas más individual­es que colectivas. Ambos demostraro­n que con muy poco creaban pánico entre Naldo y Bernardo. Diego López respondió a dos remates del argentino, uno a la media vuelta y otro de cabeza. Sí que pudo superarle el uruguayo, que, tras un gran autopase en el área, disparó de puntera pero se encontró con la base del poste.

El fútbol es un mundo insólito y asombroso porque el Espanyol lleva todo el curso con el agua en el cuello con el descenso amenazando y, sin embargo, Cornellà se divirtió cantando olés para acompañar una posesión larga de su equipo, que parecía tener el partido controlado, donde quería. Ver para creer la metamorfos­is del conjunto perico en una semana con Abelardo.

Pero hay cosas que no cambian tan fácilmente. Y al Espanyol le cuesta dios y ayuda mantener un resultado a favor. Si a eso se le añade que Diego López hace más de dos meses que no deja la portería a cero

El Espanyol suma un punto de inflexión con Abelardo y el líder deja escapar dos justo antes de la Supercopa

Luis Suárez, con un gol y una asistencia tras el descanso, dio la vuelta al gol de David López a pelota parada

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De Jong vio dos tarjetas amarillas y acabó expulsado en el minuto 75, con 1-2 en el marcador

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