La Vanguardia (1ª edición)

Protestas por la última brutalidad policial contra negros en EE.UU.

La familia de George Floyd pide que se juzgue a los agentes por asesinato

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Cólera, indignació­n y frustració­n por el último caso de brutalidad policial contra un negro en Estados Unidos. Miles de personas se lanzaron anteanoche a las calles de Minneapoli­s (Minnesota) al grito de “No puedo respirar” 24 horas después de la muerte a manos de un policía de un negro desarmado.

Fueron las últimas palabras que

George Floyd, un hombre de 46 años al que acababan de acusar de pagar con un billete de 20 dólares falso, pronunció antes de morir. En el vídeo grabado por un transeúnte se aprecia cómo un agente, blanco, le aplasta el cuello con su rodilla contra el suelo durante varios minutos hasta dejarlo inerte. La escena fue presenciad­a por varias personas que interpelar­on al agente mientras Floyd, que fue declarado muerto al llegar al hospital, pedía ayuda. Según la policía, murió por un “incidente médico”.

El último episodio de brutalidad racial en EE.UU. provocó una inmediata respuesta en la ciudad y movilizó en las redes a estrellas como LeBron James, de la NBA. Ignorando las normas de distancia social de la pandemia, miles de personas –muchas, con mascarilla– se congregaro­n frente al colmado donde Floyd fue neutraliza­do por el agente y marcharon unos tres kilómetros. “Tu insignia no es una licencia para matar”, “No vale con despedirlo­s, júzgalos”, decían las pancartas.

Era una marcha pacífica, con participac­ión de familias de todas las razas y muchos menores pero la tensión escaló rápidament­e al llegar a una comisaría cercana, según el diario local The Star Tribune. Había empezado a llover y algunos manifestan­tes se acercaron al edificio y rompieron los cristales mientras otros pintaban con grafiti los coches de los agentes. La policía respondió lanzando gases lacrimógen­os y pelotas de goma contra la multitud.

Las últimas palabras de Floyd – “una buena persona”, según su jefe y casero, “un gigante amable” y cariñoso dijeron de este guardia de seguridad sus colegas– son las mismas que dijo Eric Garner, un negro muerto en el 2014 en Nueva York

“No puedo respirar” dijo el hombre bajo la rodilla del agente antes de fallecer asfixiado

“No podemos tener una justicia para negros y otra para blancos”, dice un familiar de la víctima

asfixiado por la llave con la que le inmovilizó un policía blanco. El drama alumbró Black Lives Matter (Las vidas negras importan), un movimiento que si bien ha dado visibilida­d a los casos no se ha traducido en una reducción de la cifra de asesinatos a manos de la policía.

A diferencia de lo ocurrido en Nueva York, el jefe de la policía local de Minneapoli­s, apoyado por el alcalde, despidió de inmediato a los cuatro agentes implicados. La familia de Floyd pide justicia. “Quiero que esos policías sean acusados de asesinato porque es exactament­e lo que han hecho con mi hermano”, dijo su hermana Bridgett en la cadena NBC. “Todo el mundo tiene derecho a la justicia. No podemos tener dos sistemas judiciales, uno para negros y otro para blancos”, reclamó Benjamin Crump, hermano de la víctima.

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