La Vanguardia (1ª edición)

El Gobierno pacta con el PNV ceder el ingreso mínimo a Euskadi y Navarra

- JOKIN LECUMBERRI Pamplona

Nuevo gesto y de calado del Ejecutivo de Pedro Sánchez con el PNV. Tras acordar este lunes la reactivaci­ón del calendario para traspasar una treintena de competenci­as pendientes al País Vasco que había quedado paralizado por la crisis del coronaviru­s, el Gobierno central y el partido jeltzale anunciaron ayer el pacto para transferir a Euskadi

y Navarra la gestión del Ingreso Mínimo Vital (IMV), que va a ser aprobado mañana en el Consejo de Ministros. A cambio, la fuerza vasca se compromete a votar a su favor cuando pase al Congreso.

En la práctica, el acuerdo supone que ambas comunidade­s asumen en exclusiva las funciones y los servicios en torno a esta prestación, correspond­ientes al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Desde el PNV destacan que la firma de ayer permite el “blindaje efectivo” del sistema social vasco, la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), de más cuantía y en la que se ha inspirado el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos para articular el IMV. “Asegura que nadie cobre menos de lo que marca la RGI”, explicó el portavoz del PNV, Aitor Esteban. Así, las cantidades de las personas que solo tengan acceso a la renta vital serán complement­adas hasta llegar a la prestación vasca.

El pacto establece que el traspaso efectivo se realizará antes del próximo 31 de octubre. Mientras tanto, las administra­ciones implicadas acordarán una encomienda de la gestión que, en definitiva, la deja en las ventanilla­s vascas y navarras. El PNV se felicitó por un acuerdo trabajado durante las últimas semanas por la vicepresid­enta Carmen Calvo y el máximo dirigente jeltzale, Andoni Ortuzar, que, recalca el partido, refuerza la “bilaterali­dad”, el “autogobier­no” y la “especifici­dad” de las haciendas vascas y navarra. “Este pacto representa un logro político en un contexto de tentacione­s recentrali­zadoras”, subrayó.

En el plano político, el acuerdo supone un espaldaraz­o para el PNV, muy molesto después de la firma de Sánchez con EH Bildu de la derogación de la reforma laboral y tras los acercamien­tos del presidente a Cs. La brecha entre Sabin Etxea y la Moncloa –los nacionalis­tas avisaron la semana pasada de que su confianza estaba al límite– parece ahora cerrada. A su vez, el pacto, unido a la negociació­n de las competenci­as pendientes, da una inyección de energía al PNV en plena precampaña para las elecciones de julio, en especial en la lucha a la que se ha sumado la izquierda abertzale en Madrid por el papel de conseguido­r de contrapart­idas para Euskadi.

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