Por solo 20 dólares falsos
EE.UU. ofrece al mundo una imagen de guerrilla por la desigualdad racial y económica
La vida de un afroamericano cotiza barato en la escala de valores de Estados Unidos. La de George Floyd, vecino de Minneapolis, tan solo un billete falso de 20 dólares.
Esta es una de las cuestiones más repetidas en las protestas que se han propagado por toda la geografía, de costa a costa, en más de 75 ciudades. De Minneapolis a Los Ángeles, Seattle, Dallas, Chicago, Atlanta, Detroit, Miami. Filadelfia, Washington DC, Nueva York,...
¿Si hubiese sido blanco, el policía Derek Chauvin habría presionado durante casi nueve minutos la garganta de Floyd, sin inmutarse por la súplica del “no puedo respirar”? Ya se sabe la respuesta y lo saben los que estas jornadas participan en las masivas marchas que han sembrado el caos en su petición de justicia e igualdad.
Rabia y furia: Fuego, destrucción, edificios en ruinas, saqueos, vandalismo, tiros, sangre, muertos, heridos, gases lacrimógenos, cócteles molotov, porrazos, más de 2.5000 detenidos, violencia urbana, brutalidad uniformada, policías heridos o en huida, toque de queda, desacralización de catedrales, militarización de la calle, cerco a la Casa Blanca.
Esta es la imagen que estas últimas noches proyecta al mundo el país más rico del planeta, el del presidente Donald Trump y “la mejor economía de la historia”, hasta que el coronavirus echó por tierra su castillo de arena. Pero Trump se esconde en su Twitter ante esta crisis racial que cuestiona la estructura social de la convivencia en la supuesta tierra prometida y ariete democrático.
Si estas escenas de vandalismo, de revuelta, llegasen desde una nación pobre con un gobernante déspota, las voces, incluida la estadounidense reclamando una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU, habrían sido un clamor global.
“Esta es la hipocresía de este país, que va dando explicaciones al resto de cómo comportarse pero discrimina por el color de la piel, esta es la verdad”, lamentó este domingo Andrew Cuomo, gobernador (demócrata) de Nueva York, tras una noche conflictiva en ciudades de su Estado, en especial en la Gran Manzana.
“También es cierto que la violencia nunca funciona. Deshonra la memoria de George Floyd, que era obediente y le acusaron de un delito menor, lo que hace todo esto más escandaloso”, subrayó.
“Destruir nuestras casas y negocios, nuestra comunidad, sólo sirve para desviar el foco, para que el presidente Trump tuitee sobre los saqueos y no de la muerte de un hombre no violento a manos de la policía”, remarcó.
Hay quien se plantea qué pensaría el reverendo Martin Luther King, el símbolo en la lucha pacífica por los derechos civiles, a la vista de los disturbios generalizados por la muerte de Floyd y las también recientes de Ahmud Arbery y Breonna Taylor.
En 1967, un año antes de su asesinato, el doctor King pronunció un discurso en la Universidad de Stanford titulado Otra América. Ahora ha vuelto a resonar. Aunque enfatizaba su apoyo a las tácticas no violentas y desaprobaba los disturbios por destruir el tejido ciudadano, King matizaba: “El disturbio es el lenguaje de los que no son escuchados. ¿Y qué es lo que Estados Unidos no ha escuchado? No ha escuchado que la situación del negro ha empeorado, que las promesas de libertad y justicia no se han alcanzado”.
Lo que se manifiesta desde la pasada semana supone un bucle de 53 años. Al endémico mal trato policial se ha unido la Covid-19, que ha impactado mucho más a
Las protestas por la muerte de Floyd se hacen violentas en más de 75 ciudades