El líder socialista demanda no agitar la bandera de España para provocar
en una posición mejor que antes del impacto de la pandemia”. Destacó la importancia de la aprobación del ingreso mínimo vital –que algunos presidentes autonómicos le reclamaron poder gestionar, como harán Euskadi y Navarra– y también subrayó su propuesta de que España reciba 140.000 millones de euros del fondo europeo de reconstrucción. En línea con su acuerdo con ERC, Sánchez aseguró que “el compromiso del Gobierno es la participación de las comunidades autónomas” en la gestión de este fondo (ver sección de Economía).
El presidente puso además el foco en la “estrategia de crispación” que el Gobierno atribuye a la derecha. “Cuando nos hemos sobrepuesto a la peor crisis mundial en un siglo, vale la pena que no nos dejemos distraer por el griterío, tampoco por la provocación”, recetó.
“Hemos de mantener a raya el virus de la división y de la provocación”, reclamó. “A todos ahora les pido concordia, comprensión, convivencia, solidaridad y empatía”, demandó el presidente, que vestía traje y corbata de luto, tras recordar que el Consejo de Ministros aprobó el pasado martes el luto nacional durante diez días. “Estos días estamos rindiendo tributo a los más de 27.000 compatriotas que nos dejaron”, aseguró. Debido a este luto, las banderas ondean a media asta. Una circunstancia que aprovechó para denunciar la ofensiva de la derecha para intentar derribarle. “A todos les pido que usen esa bandera de España como una bandera de paz y de futuro, nunca de división ni mucho menos de provocación”, demandó.
Sánchez hizo equilibrios ante la crisis abierta entre Fernando Grande-Marlaska y la cúpula de la Guardia Civil. “Por supuesto que el ministro del Interior cuenta con mi absoluto apoyo”, aseguró. Al tiempo, subrayó: “Confío plenamente en la Guardia Civil”. Y, tras una semana en que la crispación política subió sus decibelios con los choques que Pablo Iglesias protagonizó con Cayetana Álvarez de Toledo (PP) e Iván Espinosa de los Monteros (Vox), aseguró que el vicepresidente del Gobierno “ya respondió y habló de no caer en la provocación”. “Es muy importante no caer en la provocación”, resaltó Sánchez.
“El debate público tiene que ser mucho más rico, la gente quiere que los políticos nos encontremos, que arrimemos el hombro, que miremos hacia delante y construyamos confianza en nuestras instituciones”, argumentó. “La ultraderecha tiene su agenda, pero no creo que sea la de la mayoría de los ciudadanos españoles”, advirtió. E insistió en apelar a “la concordia y la convivencia” frente a algunos dirigentes que, a su juicio, no hacen más que “sembrar discordia”.