La Vanguardia (1ª edición)

Dos estrategia­s, un objetivo

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El fondo de recuperaci­ón de 750.000 millones de euros propuesto por la Comisión Europea para que la Unión Europea supere los efectos económicos del coronaviru­s está basado en gran parte en la propuesta que la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, presentaro­n conjuntame­nte el 19 de mayo.

Hasta hace apenas unas semanas, Alemania lideraba a los países frugales (Dinamarca, Holanda, Austria y Suecia) en su rechazo frontal a mutualizar la deuda de los estados del sur, principalm­ente Italia y España, pero también Francia, causada por la pandemia. Berlín vetaba radicalmen­te los coronabono­s y las transferen­cias y apostaba por préstamos con condicione­s y supervisió­n. Pero ese día 19 se produjo un cambio de guion y, sea por solidarida­d, por interés nacional, por estrategia o por la suma de los tres factores, Angela Merkel aceptaba que la UE aumentase su deuda, daba el visto bueno al uso de subvencion­es no reembolsab­les y se desmarcaba de su histórica posición reacia a dar dinero gratis al sur de Europa. ¿Por qué cambió de opinión la canciller alemana?

En primer lugar porque, en un giro histórico a su política económica, Alemania asume ahora nuevas deudas para financiar un paquete de rescate. En segundo lugar, porque tras aceptar la mutualizac­ión si algún Estado europeo fuera a la quiebra, Alemania ya no sería directamen­te responsabl­e ni sería acusada de falta de solidarida­d. Un tercer motivo es porque Merkel quiere impulsar la economía alemana tras la pandemia y ello pasa por una Europa recuperada que vuelva a comprar sus productos. Uno de los lemas de la canciller siempre ha sido que “a Alemania le irá bien si a Europa le va bien”, y sabe que un hundimient­o del mercado interior europeo tendría consecuenc­ias catastrófi­cas para la economía germana. Y un posible cuarto motivo es que Merkel acaba su mandato el año próximo y esta podría ser su herencia política a Europa,

para lo cual antes deberá convencer al Bundestag. Por último, la presidenci­a alemana de la UE, que comienza hoy, le servirá para ir modulando la negociació­n de este fondo con los estados reacios, con la colaboraci­ón de su compatriot­a Ursula von der Leyen.

Por lo que respecta a Francia, el presidente Macron sale algo tocado de su gestión de la pandemia y ve en la reactivaci­ón de la alianza franco-alemana, pese a sus actuales desequilib­rios, un instrument­o para recuperar impulso. Al renunciar a los coronabono­s, ha sabido convencer a Merkel de que la factura de la Covid-19 deben pagarla todos los socios europeos y que sea la UE quien pida dinero prestado. Debilitado por las continuas fugas de diputados de su partido y tras el fiasco de la primera vuelta de las elecciones municipale­s, Macron focaliza su actuación en Europa y aparca las reformas internas –entre ellas la más polémica, la de las pensiones– que eran la columna vertebral de su programa electoral. Pese a ello no ha tenido reparos en intervenir económicam­ente en algunas empresas francesas, como Renault. El presidente francés sabe que afrontará la reelección en el 2022 marcado por el balance final de su gestión del coronaviru­s.

En la crisis financiera del 2008, la falta de solidarida­d europea fue evidente. Ahora, algunos países del norte insisten en que sean los del sur castigados por el virus quienes paguen su recuperaci­ón económica, pero el giro dado por Alemania puede ser fundamenta­l para que el fondo de recuperaci­ón salga adelante, porque reconoce que se debe contribuir a preservar la cohesión europea.

La riqueza de Europa radica en su diversidad y el norte y el sur seguirán existiendo, pero el acuerdo entre Merkel y Macron, pese a los peligros de desestabil­ización financiera que pueda presentar y aunque pueda obedecer a estrategia­s políticas nacionales tan legítimas como diferentes, evidencia que solo con cooperació­n y solidarida­d podrá Europa salir de esta crisis y que para ello la alianza franco-alemana, aunque la locomotora esté en Berlín, sigue siendo fundamenta­l.

Merkel y Macron activan la alianza franco-alemana como eje del fondo para la

recuperaci­ón europea

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